De psicópatas y esperanzas

Hoy y mañana estoy en Burgos, llevando junto con mis colegas José Antonio y Eva el Programa de Desarrollo del Liderazgo de un gran grupo industrial.

Me he llevado como compañero de este viaje (entre otros libros) Mi jefe es un psicópata, de Iñaki Piñuel, subtitulado Por qué la gente normal se vuelve perversa al alcanzar el poder. Admiro a Iñaki, y he tenido la oportunidad de disfrutar del profesor Piñuel en algún que otro consejo, como el de la revista Dirigir personas, de AEDIPE, durante una temporada. Sin embargo, no creo que el poder necesariamente convierta a las personas en seres perversos. Tengo el honor y el privilegio de conocer de forma muy cercana a personas con gran poder (económico, político y social) y considero que la mayoría de ellas (al menos las que se toman en serio procesos de desarrollo personalizado como el coaching) desea fervientemente mejorar la vida de los demás.

Iñaki Piñuel recoge las características de los psicópatas (Hervey Cleckley, 1941):
1. Inexistencia de alucinaciones o de otras manifestaciones de pensamiento irracional.
2. Ausencia de nerviosismo o de manifestaciones neuróticas.
3. Encanto externo y notable inteligencia.
4. Egocentrismo patológico e incapacidad de amar.
5. Gran pobreza de reacciones afectivas básicas.
6. Vida sexual impersonal, trivial y poco integrada.
7. Falta de sentimientos de culpa y de vergüenza.
8. Indigno de confianza.
9. Mentiras e insinceridad.
10.Pérdida específico de la intuición.
11.Incapacidad para seguir cualquier plan de vida.
12.Conducta antisocial sin aparentemente remordimiento.
13.Amenazas de suicidio raramente cumplidas.
14.Razonamiento insuficiente o carencia de capacidad para aprender de la experiencia vivida.
15.Irresponsabilidad en las relaciones interpersonales.
16.Comportamiento fantástico y poco regulable en el consumo de alcohol y drogas.

Robert Hare, la máxima autoridad en psicópatas, considera que el rasgo principal de éstos es la ausencia de empatía. Y además, los psicópatas no sienten miedo.

No creo que el poder convierta a personas normales en psicópatas (me baso en la experiencia de 30 años del canadiense Robert Hare). Más bien considero que algunas organizaciones son capaces de encumbrar a auténticos psicópatas, a personas valientes (sin miedo), manipuladoras, que no les importa en absoluto lo que sientan los demás, seductoras y sin escrúpulos. Desde Maquiavelo (y antes), para muchos, “el fin justifica los medios”.

Según el profesor Piñuel, en España hay entre medio millón y un millón de psicópatas. Son muy capaces de entrar en ciertas organizaciones (suelen ser muy inteligentes), mimetizan con sus víctimas (adulan el ego, se hacen “amigos”) y alcanzan el poder. La “tríada perversa de las personalidades psicopáticas” es la de trepas, maquiavélicos y narcisistas (siempre siguiendo el libro de Iñaki).

Si el Liderazgo es en más del 90% pura inteligencia emocional, ¿cómo es posible que algunos psicópatas obtengan el poder? Simplemente, porque hay organizaciones (públicas y privadas, pequeñas y grandes) en las que todavía subsisten el totalitarismo o la racionalidad extrema.

El Talento no debería trabajar para tiranos. Puro y simple. Los maquiavélicos, los trepas (autopromotores aberrantes) y los narcisistas (egocéntricos absolutos), los psicópatas en definitiva, deberían quedarse solos en su empeño. Como dijo Einstein, el problema no es quien genera el mal... sino quien lo permite.

Entretanto, más de una docena de directivos (jóvenes de menos de 40 años), muy bien preparados, altamente comprometidos, se preparan a tope para liderar mejor. Prefiero trabajar por la esperanza (aunque sea en viernes y sábado) que lamentarme por la psicopatía ajena.