Cuidado con ir de "sobrados"

Dos nuevos clientes de Eurotalent el mismo miércoles. Por la mañana, ocho menos diez, vuelo de Spainair a Palma de Mallorca con mi compañero José Antonio Sáinz, para reunirnos con los responsables de Recursos Humanos y la Dirección comercial de una de las cadenas hoteleras más importantes, con hoteles en varios continentes (Europa, Iberoamérica, África). La empresa está en un proceso de crecimiento, incorporando nuevos hoteles y avanzando en la mejora de la productividad y la competitividad. Hay muchas oportunidades para crecer.

Comida en el mismo aeropuerto de Son Sant Joan y vuelo de regreso a las tres y media de la tarde. Ya en Madrid, entrevista con el Director General de una reconocida empresa de telecomunicaciones y comienzo de un proceso de coaching estratégico. También en este caso, la empresa está creciendo considerablemente, hasta el punto de mejorar de forma espectacular (un 50%) su cuota de mercado en los últimos seis meses. Esta compañía integra la estrategia (ambiciosa, muy ambiciosa) con la organización y con el talento, comenzando por el de la alta dirección.

Hemos podido leer estos días que un cierto porcentaje de los universitarios de nuestro país (alrededor del 22%, según el último informe de la OCDE) trabajan en ocupaciones que están por debajo de su cualificación. El dato llega al 40% en el caso de los inmigrantes (el 46% de los latinoamericanos que han llegado a nuestro país tiene estudios secundarios y un 15% estudios universitarios; el 39% de la Europa del Este tiene la secundaria terminada y el 31% ha estudiado en la universidad). Una auténtica lástima. Imagino a uno de cada cuatro jóvenes con una cierta aptitud (conocimientos, habilidades) dedicados a una tarea menor para sus cualidades. Drenaje de talento individual y colectivo. Empresarios y directivos que captan profesionales y no les dan las responsabilidades que merecen, no les pagan convenientemente, no confían en ellos a la hora de delegar. Un enorme coste de oportunidad que no tiene sentido alguno. Como país, no deberíamos permitirnos el lujo de desperdiciar talento de esta forma. Como calidad directiva (no estamos ni siquiera en el Top 25 a nivel mundial, la 8ª economía del planeta), qué pena no reconocer el verdadero talento y aprovecharlo en pos de la competitividad y una mayor productividad. Tenemos mucho camino que recorrer.

Uno de cada cuatro universitarios y cuatro de cada diez inmigrantes andan “sobrados” en su cualificación, mal que les pese. Como la segunda jornada de la Champions League. El Real Madrid contra el campeón de Bielorrusia en el Bernabeu. Una ocasión para demostrar el poderío del conjunto blanco (que en las apuestas es el segundo favorito para ganar este año la Copa de Europa, tras el Chelsea). Y se dedicaron a la ley del mínimo esfuerzo. Como les ha dicho e entrenador, Bernd Schuster, una ocasión perdida para ilusionar y hacer felices a centenares de miles de aficionados. El 0-0 del “submarino amarillo”, Villareal en Old Trafford ante todo un Manchester United ilusiona más que el 2-0 de los merengues en casa. El equipo español, teóricamente inferior al de Cristiano Ronaldo, fue capaz de traerse un empate y mantener su portería a cero. Muy meritorio. Entretanto, el conjunto del Paseo de la Castellana se limitó a ganar al Bate con muy poco juego.

Cada uno de nosotros hemos de saber con qué disfrutamos, cuál es nuestro talento, para qué valemos en esta vida. Y no aceptar menos que aquellas responsabilidades en las que nuestro talento se pone de manifiesto. Or de “sobrados” genera estrés por aburrimiento y es una falta de respeto hacia la comunidad de la que formamos parte.

Marcarnos retos y elevar nuestras capacidades para alcanzarlos es la clave del desarrollo. Y de la fluidez. Si no, volveremos a las andadas.