Europa, Liderazgo y Crisis

La Dirección General del Deporte (Consejería de Educación y Ciencia) de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha organizado en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) el Curso La Gestión del Deporte en el nuevo entorno económico ayer día 5 y hoy día 6, con ponentes de la talla de Lucas Peñas, Joan Celma, Jordi Pinillos, José María Cabrera, Rafael Hernánz o Álvaro Merino. Un servidor ha participado con una ponencia de dos horas sobre La necesidad de talento en momentos de crisis. En La Mancha está el Renacimiento Español, como destacaba en el libro En un lugar del talento (La sensación de fluidez III). Por ello, me encanta volver a esta región en cuanto tengo oportunidad.

He tenido ocasión de leer detenidamente las presentaciones de Jordi Pinillos (La orientación al cliente cono fuente de rentabilidad), José María Cabrera (Cómo gestionar los momentos de crisis), Joan Celma (Construir y gestionar eficientemente instalaciones deportivas (en tiempos de crisis) y Lucas Peñas (Las instalaciones deportivas como centros de negocios). He tenido la suerte de poder escuchar a Rafael Hernánz hablar de fundaciones deportivas y comentar el caso práctico del Albacete SAD, y comer con buena parte de los ponentes y con el organizador, Paco Basco, de la Escuela del Deporte. Durante el almuerzo, Leonor Gallardo, coautora de La Roja. El triunfo de un equipo, nos ha llamado desde Maracaibo. En Venezuela, La Roja hace furor.

De 16.15 a 18.30 he tenido la oportunidad de explicar, ante una cincuentena de alumnos (profesionales de administraciones locales, de clubes deportivos, estudiantes de últimos años) la naturaleza de esta crisis (financiera, económica, de valores) y cómo salir fortalecidos de ella a través del talento. Me ha encantado cómo ha funcionado la dinámica de participación.

Y después me he quedado a escuchar y aprender de mi admirado Álvaro Merino, Director Académico de la Escuela del Real Madrid (Universidad Europa de Madrid), que tratado La gestión en equipos de trabajo. Ha hablado de poder formal (potestas) y autoridad moral (auctoritas) y las combinaciones de presencia/ausencia de ambos, con la escena final de El club de los poetas muertos como ejemplo de liderazgo. Ha comentado cuándo se necesita realmente un equipo y los beneficios y costes de los equipos de trabajo, de las claves SOS (Supervivencia-Objetivos-Sutileza), de la tolerancia (con el magnífico corto For the birds, de Pixar) y del ciclo de vida de un equipo, con la necesidad de orientación a la tarea y orientación a la relación, documentado con fragmentos de la película Hoosiers y de que los equipos son cuestión de equilibrio (inestable). Me ha parecido una presentación sensacional: dinámica, profunda, amena y plagada de ejemplos actuales. He aprendido un montón de su punto de vista y su generosidad por compartirlo.

Me gusta mucho la definición que Álvaro Merino aporta de Equipos de Trabajo: “Un equipo de trabajo es un grupo que, además de tener un objetivo operativo, un reconocimiento explícito de pertenencia y una regulación formal de la autoridad y de las tareas, está orientado hacia la consecución de objetivos globales más amplios que los específicos que justifican su existencia dentro de las organizaciones”. Es una definición que da muchísimo juego.

A eso de las 20.30 horas, me he vuelto a Madrid con Álvaro. Hemos tenido la estupenda oportunidad de ir charlando durante hora y media sobre liderazgo y equipo, sobre el Real Madrid, su presente y futuro próximo, sobre la actual situación económica y sobre muchos otros temas. Se nos ha pasado el tiempo en un vuelo.


Y la prensa de hoy. En Expansión & Empleo, Guido Stein se pregunta Qué pasa con el Liderazgo. Nos recuerda que en Amazon hay 316.000 títulos relacionados con este tema. Y añade: “Nos hemos hinchado a criticar la visión romántica de un líder carismático, sobre el que recae el peso de la última responsabilidad, a favor de líderes racionales y sistemáticos. Los psicólogos industriales han advertido del error fundamental de atribución que se presenta cuando al explicar lo que ocurre subestimamos el impacto de conductas personales, atribuyendo a rasgos personales las causas de los comportamientos. Pero la realidad es que, cuando afrontamos periodos de crisis económica y social que se extienden en el tiempo, reclamamos superhombres que sin arredrarse ante las dificultades, manejen el rumbo de la nave con pulso firme y visión definida sobre el lugar al que nos guían. De nuevo reclamamos con ahínco grandes timoneles con competencias salvíficas. Remedios de mitos que nos ayuden a salir del laberinto.”

En Cinco Días, un gran experto en Liderazgo como es mi admirado Douglas McEncroe se cuestiona ¿Dónde están nuestros líderes? Comenta que en las escuelas de negocios domina mayoritariamente un enfoque de resolución de problemas, “un paradigma un tanto pobre, ya que iguala a las organizaciones con problemas que han de resolverse, cuando en realidad las organizaciones en sus inicios representaron una solución a un problema, muchas veces realmente creativa, y no un problema en sí. (…) Desde este acercamiento se pierden muchas oportunidades de crear algo nuevo, realmente capaz de romper.” Y añade: “Nunca se ha construido un futuro mejor desde el miedo y la desesperación. Tampoco se han construido unos cimientos sólidos sobre los que construir una nueva realidad para las generaciones futuras enfocándose en lo que no funciona y buscando culpables. Creo que España y Europa tienen un gran futuro, pero hay que hacer este trabajo de análisis y de imaginación, sabiendo hacia dónde queremos ir e identificando todo lo positivo que ya tenemos, qué nos puede servir para llegar y transmitir esa visión. La función del liderazgo es generar esa visión y comprometer a las personas para hacerla realidad.”

Efectivamente, la crisis de Europa es la crisis de su liderazgo, de mandatarios con visión local y cortoplacista, de políticas de confrontación, en lugar de mostrarnos ambiciosos sueños por los que luchar juntos. El liderazgo se debe desmitificar: no es cuestión de salvadores, de “seres superiores”, sino de visión, de sana ambición, de equipo, de una estrategia coherente y de retos por los que merece la pena dejarse la piel. Con una amplia variedad de sinvergüenzas, indiferentes y cobardes, no cabe duda de que la crisis actual es ante todo una Crisis de Liderazgo.