Poderosas

Poderosas. No me refiero a las personas poderosas, ni a las empresas poderosas (medios de comunicación, entidades financieras, corporaciones industriales y de servicios) ante las que el Presidente Rodríguez Zapatero ha prometido no ceder, según le ha comentado a la Ejecutiva de su partido. También ha dicho que “gobernar es improvisar”, pero no estoy tan seguro de ello. Creo que liderar un proyecto significa tener ideas claras aunque, como dijo John Lennon, “los planes sirven para cambiarlos cuando haga falta”.

Poderosas son las marcas que nos presenta el último número de Business Week: Las 100 mejores marcas globales. Las diez primeras son Coca-Cola, IBM, Microsoft, GE, Nokia, McDonald’s, Google, Toyota, Intel y Disney. Los que más han crecido en valor este año son Google, Amazon, Zara (medalla de bronce, ascendiendo un 14% y con un valor de 6.789 M $), Nestlé, Apple, H&M, Ikea, Wrigley, Danone y Heinz. Los que más valor han perdido son UBS (-50%), Citi (-49%), Harley-Davidson, American Express, Morgan Stanley, HSBC, Starbucks, Sony, Dell y Lexus. Business Week titula su artículo de portada: La gran ofensiva de la confianza. “En el mundo de las marcas, la confianza es el más arriesgado de los activos. Las estadísticas de los últimos meses muestran que cada vez más consumidores no sólo recelan de los sospechosos habituales –los bancos-, sino de las empresas en su conjunto.” Del 58% de confianza en otoño de 2007 al 44% ahora. “La confianza es la que provoca el margen y la cuota” (Larry Light, ex de McDonald’s y BBDO, CEO de Arcature, consultora especializada en marcas). “Es lo que buscan los consumidores y lo que comparten unos con otros”. Hoy “la cuota de voz y la proposición de valor única se copian fácilmente”. Para la directora mundial de marketing de McDonald’s: “La confianza y la transparencia son para nosotros más importantes que nunca”. Desde 2007, la compañía ha ascendido 8 puntos en confianza del consumidor.

Poderosas son las mujeres, especialmente las vascas. He disfrutado mucho con el último libro de Óscar Terol, Técnicas de la mujer vasca para la doma y monta de maridos. Es su tercera obra, tras Todos nacemos vascos y Ponga un vasco en su vida, también divertidísimos. Óscar Terol nos presenta a la mujer vasca en dos trazos: el pelo corto (flequillo minifalda; y pelo teñido: “¿cómo es posible que señoras que nunca utilizan un color más vivo que el ocre en el vestuario se atrevan ateñirse el pelo de rojo piruleta?”), la automedicación (“donde hay bruja no manda curandero”; junto a la aspirina, “ha irrumpido un nuevo galán que amenaza con destronar a la reina del botiquín: el ibuprofeno”), el instinto de conservación (la obsesión por embotar y congelar, el rito del baño María, la afición por los balnearios…), el poder de la bechamel, el tupperware (el poder de envasar el amor: “el tupperware o condón de las sobras, ese cómodo invento de plástico que hace posible que un guiso viaje fuera del hogar”).
Para Óscar Terol, “es fácil comprobar que un marido se está marchitando:
- Si se apoltrona en el sofá más de la cuenta y no sale a la calle.
- Si en lugar de echar una cabezadita después de comer se hace una siesta de pijama y orinal.
- Si sale Elsa Pataky en la tele y sigue leyendo el periódico.
- Si se queja por la guerra civil de Etiopía y no por el desconchado de la pared del dormitorio.”
Los puntos débiles de la mujer vasca (“el lado humano de la gran diosa”) son, para el autor, el maquillaje (“la mujer vasca trae el colorete de serie”), el labio prieto o “de cortesía” (“la mujer vasca es de un pintalabios para toda la vida”), el medio tacón (“ella el erotismo lo lleva en la frente con su flequillo minifalda y no necesita hacer alardes extraordinarios de femineidad”) y que no acepta un piropo.

“¿Cuántas veces hay que decir ‘te quiero’ a una mujer vasca?”, se pregunta Óscar Terol. Con 3-4 a lo largo de toda la vida es suficiente. “La pareja vasca no se prodiga muestras de cariño en público; a lo más que llegan en la calle es al clásico pasear agarrados del brazo o del hombro, pero sin que las manos bamboleantes toquen zona erógena”.

La tercera parte es sobre el matriarcado, “un legado para la humanidad”. Significa la gestión de la comida y el sexo (“del manantial al grifo”): “tu marido es un delfín, tu sexo es el arenque, haz que se lo gane”. La metodología es la correa extensible: “El secreto es que le hagas creer que anda suelto, pero controles ese grado de libertad y pegues el tirón en el momento oportuno”.
La monta y la doma. “A diferencias de otras especies animales para las que la doma precede a la monta, con el hombre ocurre al contrario: una monta satisfactoria asegura una doma fácil”. En los primeros encuentros, procura que no se asuste e intégrate en su cuadrilla. El primer… le implantas el chip. Y los primeros saltos (“Que le quede claro quien manda”, “Déjale tomar decisiones insignificantes que para él serán grandes conquistas”). El matrimonio es la ceremonia de adopción del marido. Y luego la doma (“El primer inconveniente que se va a encontrar la mujer que quiere formar un matriarcado es la tendencia natural del hombre al libre albedrío”), con frases demoledoras (“Tú verás lo que haces”, “Allá tú”, “Contenta me tienes”, “Te parecerá bonito”). En la monta, el primer corte de pelo (“medida disuasoria sexual; como el torero que se corta la coleta cuando no va a protagonizar más corridas”), los primeros castigos sexuales, el control por muecas, bajarle los humos en público, desilusionarle en privado…
Cuando llegan los hijos… “Un cero a la izquierda tiene mucho más valor que el marido de una mujer vasca con el óvulo fecundado”. Su madre entra en acción y el hombre sufre la travesía del desierto. Cuando el marido se jubile, Óscar recomienda a la mujer vasca animarle a salir de casa, a hacer cursillos… hasta que enviude. “El hombre vasco busca la hazaña fuera del hogar, ya que ser héroe dentro es imposible: el puesto está ocupado”. Los txokos, las sociedades gastronómicas, son su refugio. Finalmente, el libro contiene un “breve diccionario subliminal”, con unas 60 frases como: “Sólo voy a poner algo para picar (más os vale que tengáis hambre, porque voy a sacar comida como para una boda)”, “Me ducho y salimos (me ducho, me pinto las uñas, me seco el pelo, meto el bizcocho en el horno, me maquillo, doy de comer al gato, pongo el bacalao a remojar, me cambio, me miro al espejo, me vuelvo a cambiar, saco el bizcocho y salimos)”, “Deberías cortarte el pelo un día de éstos (te he cogido hora para la peluquería mañana a las doce)” o “Cariño, ¿te parece bien la opción de Salou? (cariño, sabes que vamos a ir a Salou, ¿no?)”. Óscar Terol es un hombre sabio.

Poderosas son también nuestras selecciones nacionales. La de baloncesto jugará mañana domingo la final del Europeo contra Serbia y parte como favorita. La de tenis se ha clasificado para la final de la Copa Davis, que jugará en casa, tras vencer a Israel 3-0. Somos la "eñe". Impresionante esta edad del oro del deporte español.