La Toscana de España

En estos cinco días de la semana he estado en Castilla-León, Madrid, Galicia, Aragón y hoy en Extremadura. He salido a las cuatro de la mañana (me han recogido dos conductores de la EBS, que se han ido turnando) y a eso de las siete y media de la mañana hemos llegado a Brozas, al Hotel Convento de la luz, a 33 kilómetros de Portugal.

La sesión de hoy con la Extremadura Business School (un proyecto muy ilusionante que se inició apenas hace año y medio y que esta temporada realiza simultáneamente 21 programas con 80 profesores) he tenido el privilegio de trabajar con una veintena larga de empresarios y directivos extremeños Presente y Futuro de la Estrategia. Una Estrategia para ganar el futuro. Durante cinco horas hemos hablado de este “cambio de época”: era conceptual (Daniel Pink), economía conductual (Akerloff y Shiller) y emergencia de “lo Gratis” (Chris Anderson) y cómo afectaba a sus empresas a la hora de diseñar e implantar sus estrategias. Hemos trabajado la Estrategia como Talento (Atracción, Fidelización, Desarrollo), la Estrategia como conversaciones (Versatilidad del Liderazgo) y la Estrategia como Innovación (Océanos Azules). En la antigua iglesia de un convento franciscano del siglo XVI, hemos disfrutado de lo lindo con profesionales optimistas, dedicados, con un gran sentido del humor, ocupados en sacar adelante a sus empresas y a su región. Empresarios que, por cierto, hablan maravillas del Presidente de su Comunidad Autónoma, lo que demuestra una ventaja competitiva en términos de confianza social y de capacidad de innovar.

Extremadura es una tierra de conquistadores que a mí, gracias a los buenos oficios de Carlos Ongallo y su equipo, me tiene conquistado. Como ha dicho hoy mi tocayo Juan Carlos, es “la Toscana de España”. Todos sabemos que la Toscana, región italiana con 3’6 millones de habitantes y seis centros que son Patrimonio de la Humanidad (Florencia, Siena, Pisa, San Gimignano, Pienza y Orcia), es una de las zonas más bellas del planeta. Extremadura es la quinta comunidad autónoma de España (41.633 km2 frente a los 22.990 km2 de la Toscana), con un millón de habitantes y tres lugares Patrimonio de la Humanidad (Cáceres, Mérida y Nuestra Señora de Guadalupe), con el Monasterio de Yuste como Patrimonio Europeo y otros seis lugares preparando su candidatura a Patrimonio de la Humanidad (Plasencia, Trujillo, Puente de Alcántara, la Raya, la Vía de la Plata y la Ruta del Emperador Carlos I de España). Es nuestra Toscana, renacentista y generosa. ¡Cuánta belleza, cuánta historia!

Con todo, lo mejor es su gente. En este programa de la EBS, el cierre del CDE (Curso de Dirección Estratégica), lo he pasado de maravilla con Leticia y Ana Isabel, con Vidal Julio y su hijo Vidal, con Jorge, Eduardo e Ignacio, con José Miguel, los dos Alfonsos, Juan, Valeri, Antonio, Alberto, Guillermo, Chema, Sergio, José Antonio, Ángel, Javier y Nico (espero no haberme olvidado de nadie; si es así, pido disculpas). Agradezco mucho su dedicación al programa, al curso, su capacidad de trabajo y su disfrute por la vida. Y por supuesto, mi agradecimiento también a Elena y Prado, del equipo de Carlos Ongallo, que han hecho posible que todo saliera magníficamente. El acto oficial de clausura del CDE y entrega de diplomas será el próximo día 24 en el Palacio de Congresos de Mérida. Marca de la casa es la solemnidad y el máximo cuidado del detalle con los que EBS organiza todo.

Y la comida de hoy, en el Restaurante Toro de San Marcos, del Hotel Convento de la Luz. Con Vidal Julio Ramos, Consejero Delegado de El Arroyano (Herlusa S.L., líder del sector del ibérico por su espíritu emprendedor) como “maestro de ceremonias”, hemos degustado entre los presentes un jamón pata negra enterito. El Arroyano es la primera empresa de su sector que forma parte del Parque Tecnológico y Alimentario de Extremadura. Como escribe el propio Vidal Julio en Senderos de Extremadura, El Arroyano es “el descubrimiento de los sentidos”:
“Cuando una empresa supera los ochenta años de historia y hace que el encabezamiento de este artículo sea su seña de identidad, se convierte en algo más que en un motor de desarrollo.
El Arroyano es uno de esos casos excepcionales en los que el arte se palpa en cada producto, en cada loncha de jamón, en cada chorizo de Arroyo. Al margen de innovadoras y homologadas instalaciones, de proyectos de investigación y desarrollo o de galardones de los que cada año se hace acreedora, Herlusa representa ya todo un símbolo que el cliente identifica con la excelencia en el ibérico y que se traduce en dos palabras: plena confianza.
Cuando el consumidor escoge cualquier producto de la marca lo hace con los ojos cerrados.
¿ Y cómo se llega a la plena confianza? Sencillo: con un producto que le permita descubrir todos sus sentidos.
La vista. Jamones y embutidos de corte brillante, de gran belleza cromática, perfectos en su divina imperfección de formas curvas que nos invitan a su degustación. Despiertan en nuestra vista imágenes de la dehesa extremeña, de montanera excepcional, de mimos y cuidados de mayorales y matarifes.
El olfato. Un sentido indispensable en el goce de embutidos y jamones. Ese intenso aroma que nos retrotrae de inmediato a la encina, al terruño, a la vida enraizada a la tierra, a ochenta años de historia que comenzaron con D. Lucio Salado Aparicio. A trazabilidad humana.
Todo olores y flavores penetrantes son los de estos ibéricos manjares que nos cuentan del esmero con que ha sido tratados en cada parte de su maduración.
El tacto. Deslice la mano sobre uno de los perniles. Recoja una loncha de jamón y sienta la perfección de su grasa.
El gusto. Cuando pone en su boca un producto hecho con tanto esmero, se desata una sinfonía de sabores que van del paladar a la nariz. Tomar una loncha de un Dehesa de Extremadura de El Arroyano es darse un paseo por las lagares de la región sin moverse de su mesa. Los aromas que concentran darían una tesis doctoral y sólo se encuentran en los jamones que elaboran la firma.
El oído. Toda esa serie de recuerdos, de sensaciones que se desatan, se acompañan de los sonidos que el campo extremeño posee y de los cuales nos hace afortunados partícipes. Y todo ello no hace sino convertir a Arroyo de la Luz en un hito en las rutas jamoneras del país.
Pero también hay más sentidos implicados: El sentido común. Cientos de clientes satisfechos, de profesionales de la hostelería, de chefs de restaurantes que saben que con El Arroyano no se defrauda.
El sentimiento que las personas ponen en cada uno de sus perniles, el mimo con el que cada pieza se transforma en una pequeña obra de arte culinario.
Y por último, el sexto sentido, algo casi sobrenatural que ha logrado transmitirse generación tras generación, el secreto de hacer despertar todos nuestros sentidos que sólo conocen los que forman parte de la gran familia de El Arroyano."

Sí, el arte se palpa y uno fluye con cada loncha de este jamón de D.O. Dehesa de Extremadura. El almuerzo ha sido muy entrañable, con todos y cada uno de los 26 comensales proponiendo sendos brindis a la salud de los presentes. Fraternidad, humor, deliciosos manjares y caldos. Hemos disfrutado, efectivamente, con los cinco sentidos.

El viernes de la semana pasada, los alumnos de los programas de EBS estuvieron jugando al fútbol en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Lo pasaron de lo lindo. La Roja y Extremadura, hermanadas en un día muy especial.

Extremadura, la Toscana de España, está haciendo un esfuerzo de transformación sin precedentes en su historia. Iniciativas como EBS así lo demuestran. Una excelente noticia para todos los humanistas que amamos el Talento y el Liderazgo como formas de mejorar este mundo.