Conexión y Apertura

Domingo nublado por la mañana y soleado por la tarde. Cine matinal: Tenías que ser tú (Año bisiesto, en el original inglés): una comedia romántica que me había recomendado mi amigo Miguel Ángel, como ejemplo (método del caso) de la diferencia de géneros. El talento femenino busca conexión; el masculino vive desconectado. Las mujeres buscan relaciones; los hombres, transacciones. La historia va de una home stager (una profesional de arreglar casas para poder venderlas mejor) bostoniana, fría y calculadora, que desea que su novio le pida en matrimonio. Se entera por su padre que hay una vieja tradición según la cual el día del año bisiesto (29 de febrero) las chicas pueden ser las que se declaren. Como su novio (un estirado cirujano) está de congreso en Dublín, se va hacia Irlanda a actuar. Allí sufre un montón de contratiempos y se enamora de un irlandés tosco y sincero dueño de un pub. Me ha recordado en muchos momentos a El hombre tranquilo de John Ford, una de mis películas favoritas, por la pelirroja protagonista, por los paisajes irlandeses y por los típicos conversadores de pub.

He estado leyendo esta tarde, en la piscina, el libro Open Leadership (Liderazgo Abierto), de Charlene Li, co-autora de Groundswell. En la introducción, la autora nos cuenta que en 2006, tras la catástrofe del Katrina, mucha gente estaba enfurecida con la Cruz Roja, que fichó en noviembre a Wendy Harman como la primera gestora de medios sociales. Le dio la vuelta al asunto y consiguió recaudar tras el terremoto de Haití de enero de 2010 más de 10 M $ en tres días.
La nueva cultura del compartir significa más gente conectada (1.700 M de personas de forma activa), más sitios sociales, más deseos de compartir (vídeos, fotos, opiniones, información). Las nuevas reglas del Liderazgo Abierto son respetar que los clientes y los empleados son poderosos, compartir constantemente para construir confianza, nutrir de curiosidad y humildad, fomentar la responsabilidad y perdonar los errores. Para definir la apertura hay diez elementos: seis respecto a compartir información (explicar, actualizar, conversar, participar, crowdsourcing y plataformas tecnológicas) y cuatro sobre la toma de decisiones (centralizada, democrática, autogestionada o distribuida).
Para lograr esta Estrategia Abierta, la autora nos propone centrarnos en los objetivos (Aprender, Dialogar, Apoyar e Innovar), entender y medir la rentabilidad de estar abiertos (el ROI del aprendizaje lo estima en el 94%, el del diálogo en el 1.667%, el del apoyo en el 300% y el de la innovación en el 650%).
El Liderazgo Abierto tiene dos dimensiones: optimista o pesimista, colaborativo o individualista. Nos da 2 x 2 arquetipos: el escéptico enfadado (pesimista, independiente), el probador cauteloso (pesimista, colaborativo), el evangelista transparente (optimista, independiente) y el optimista realista (optimista, colaborador). El libro incluye una auto-evaluación para que sepamos dónde nos situamos.
¿En qué se diferencian los líderes abiertos de los más convencionales? Los líderes abiertos son catalizadores; los convencionales ocupan un rol. Por tanto:
- Los convencionales dedican tiempo a pensar cómo ser auténticos y transparentes; los abiertos establecen relaciones basadas en la autenticidad y la transparencia.
- Los convencionales generan una estrategia y practican el “ordeno y mando” a través de la cadena jerárquica; los abiertos buscan compromiso a partir de una visión compartida.
- Los convencionales utilizan la comunicación para mostrar la visión y la estrategia; los abiertos utilizan las redes para difundir la visión y la estrategia.
- Los convencionales creen que el liderazgo es una cualidad rara, escasa; los abiertos creen que el potencial está en cada persona.
- Los convencionales conectan con el primer nivel de dirección; los abiertos conectan a todos los niveles de la empresa.
- Los convencionales desarrollan la confianza a través de transacciones; los abiertos inspiran confianza a través del compromiso.
- Los convencionales controlan de cerca la información por miedo a fugas; los abiertos desarrollan una cultura de compartir información y de confianza.
- Los convencionales escriben reglas de conformidad y consistencia; los abiertos escriben reglas para asumir riesgos.
La apertura transforma las organizaciones. “Toda gran institución es la sombra iluminada de un solo hombre. Su carácter determina el carácter de la organización” (Ralph Waldo Emerson). Como ejemplos, el State Bank of India, Cisco, Best Buy, Procter & Gamble, el Departamento de Estado.
Un buen libro. Aunque particularmente, me temo que son las creencias, más que la tecnología, lo que configura el modelo de liderazgo.

De la prensa de hoy, me quedo con el artículo de Julián Rodríguez sobre R en El País. Negocios (una inversión de hasta 1.800 M € para una empresa que apuesta por la felicidad de sus profesionales), Mi jefe es demasiado diplomático, de Francesc Miralles en El País Semanal (“un empleado con un jefe blando debe hacer lo que su superior no hace: pedirle liderazgo y conseguir compromisos”), la entrevista a Gabriel Masfurroll en el Magazine de El Mundo (¿será el Presidente de la Fundación F. C. Barcelona? Ojalá) y la frase de J. A. Marina, que cita a Juan Velarde: “El cáncer de nuestra economía es nuestra falta de competitividad”, y nos recuerda que la otra cara de la moneda es la productividad: “aquí el principal papel corresponde a los empresarios –que deberían hacer sus industrias tecnológicamente avanzadas- y a la recuperación de una ética del trabajo que se está perdiendo por muchas razones”.

En el Mundial, dos grandes partidos: Alemania ha vapuleado a Inglaterra (4-1) y Argentina le ha ganado a un México muy peleón.

Mis cinco muestras de gratitud del día son a Miguel Ángel (por recomendarme Tenías que ser tú y regalarme Liderazgo Abierto), a Zoe (que es una niña genial), a Teresa Jiménez (que me permite escribir la tribuna en Dossier Empresarial), a Montse Mateos (que lleva el Cine de Gestión que también me encanta escribir) y a mi amigo Ángel Gayán, VP del GREF, que me ha mandado un precioso artículo del Cine como metáfora sobre la película Casual Day.