El fin de "Gran Hermano"

Una jornada particular. Más de 6 horas en la T1 de El Prat para, al final, llegar tarde al Cine Fórum de APD en Bilbao con “El discurso del Rey”. Antes, una sesión de coaching estratégico de casi tres horas y media, sumamente interesante y creo que valiosa para el directivo (una persona honesta, sumamente dedicada, que merece mi absoluta admiración). Después, he disfrutado en el cóctel del Guggenheim con José Miguel y Marisa, Begoña, Mikel, Goyo, Leyre y la buena gente de DBS, Juanjo, Cristina, Leyre de APD… y unos deliciosos pinchos en “La Viña”.

Además de preparar un montón de temas, he estado leyendo “Big Brother is dead. El día que el consumidor hizo callar a las marcas”, de Javier Regueira. Un libro excelente, que explica que el 90% de los consumidores recurre prioritariamente al boca a boca antes de comprar (Nielsen), frente al 62% que confía en los anuncios y el 55% en la publicidad exterior. Un 30% de la población adulta de EE UU lee blogs habitualmente. Internet es más utilizado que la tele y el mayor generador de ingresos publicitarios (22.000 M $) es Google, el doble que WPP. “La industria sigue vendiendo Fords T”, dice Regueira.

La publicidad (para muchos, sinónimo de propaganda) consiste en gritar y molestar. “Interrumpirnos no es un valor”. El consumidor, solo ante el peligro, ya no confía, porque generar una relación requiere de perseverancia, valentía e imaginación. “El negocio de la publicidad está siendo derribado por la misma gente que lo creó, que no conocen lo que es vender, que nunca han tenido que vender nada en sus vidas… que desprecian el hecho mismo de la venta… cuya misión es figurar como tipos listos e ingeniosos, y por clientes que financian su despliegue de genio y originalidad” (David O’Gilvy). El autor pone como ejemplos de éxito sin publicidad a Zara o a Mercadona.

Hombres grises (como en la obra Momo, de Michael Ende): las marcas nos roban el tiempo. “Amar viene primero. Ser amado después”: afinidad, generosidad. Nada de “Encantado de conocerte, ¿me quieres”, como escribe Regueira. El autor utiliza la primera regla del “Cluetrain manifesto”: Los mercados son conversaciones.

De manera muy original, el autor utiliza el esperanto como metáfora para “aprender un idioma”. “En un mundo en que cambia rápidamente, el colectivo es el focus group” (David Armano, blogger). ¿Qué podemos hacer? El autor nos propone RPM: Red, Paciencia y Mensaje.


Un estupendo libro. Felicidades, Javier, por abrirnos los ojos sobre lo que está pasando.

Las marcas necesitan a las comunidades. Pero comunidades de verdad, como aquellas de las que habla Seth Godin en su libro “Tribus”. Comunidades con liderazgo, no “movimientos” como este asambleario del 15-M, que siempre acaban en violencia (acoso al alcalde de Madrid o a los diputados del Parlament de Catalunya). Sin proyecto, sin liderazgo, estos movimientos son una cortina de humo (ayer lo que se decidió en el Parlament fue un tijeretazo en educación y sanidad, de lo que no se habla).

Es muy posible que “Big Brother” (esa imagen del anuncio de Ridley Scott, 1984) esté dando sus últimas bocanadas, pero en política me temo que estamos a punto de un cambio fundamental en el Liderazgo.