El aprendizaje de la felicidad

Jornada en Madrid. Por la mañana, preparando temas con DBS. Almuerzo en A Penela, en Infanta Mercedes (hemos compartido una deliciosa tortilla de Betanzos, pulpo a feira, empanada de zamburiñas, ternera A Penela, bañados por un delicioso Godeval) y por la tarde, ultimando el próximo lanzamiento editorial, que será a principios de marzo.

Hablando de libros, ayer me leí El aprendizaje de la felicidad, de Christine Carter. La Dra. Carter es una de las mayores expertas en “el arte y ciencia de criar niños felices”. Consejera Delegada del Centro de Investigación para el Incremento del Bienestar de la Universidad de California en Berkeley, esta socióloga aporta las últimas investigaciones al respecto desde la neurología y las ciencias sociales. Un libro, como ella dice, en la intersección entre su cerebro y su corazón. Ella es madre de dos niñas, separada, y se siente muy orgullosa de la labor realizada (según la Fundación para la Salud Infantil Lucille Packard, sólo la mitad de los padres/madres considera excelente la salud emocional y conductual de sus hijos, y el 67% teme que sufran de estrés excesivo como adolescentes). “La buena noticia es que podemos desarrollar en nuestros hijos la habilidad de ser felices”.

¿Es tan importante ser felices? La psicóloga Bárbara Fredrickson ha demostrado que las emociones positivas afectan a la flexibilidad de nuestro pensamiento, a adquirir recursos (fuerza, sabiduría, amistad, resiliencia) y determinan por encima de todo nuestra capacidad de superación ante situaciones difíciles. “La felicidad no es un concepto frívolo o superfluo, sino el estado del ser que debemos fomentar en nosotros mismos y en nuestros hijos”.

Christine Carter nos ofrece diez pasos:

1. Ponte primero tu propia máscara de oxígeno (“Nada ejerce mayor influencia psicológica en los niños que la vida que sus padres no han podido vivir”, Carl Jung). ¿Por qué? Porque los niños imitan a sus madres/padres, sobre todo los más pequeños. Para ser feliz, salir con los amigos, concederse un masaje o una pedicura, tomarte unos instantes de tranquilidad, hacer ejercicio, contactar con la naturaleza (no vale ir de compras ni abusar de la tele). Cita a John Gottman (el experto en “la ciencia del amor”): cinco horas para mejorar una relación, a base de vínculos de afecto y cariño, resolver problemas en equipo, ser consciente de las necesidades de la otra persona… Como dice la autora, “la mísera vida sexual no ayuda; hay que programarla”. “¿Deberíamos seguir juntos por el bien de los niños?”, se pregunta. “Depende de lo grave que sea el conflicto en vuestro matrimonio, de lo infelices que seáis, y de las posibilidades que veáis de arreglar las cosas”. Sentido común, pero no práctica común.

2. Funda una aldea (red, clan, tribu, familia). “Hay pocos indicadores de felicidad tan importantes como una relación estrecha, acogedora, íntima, de igualdad con un amigo de toda la vida” (David Myers). Para criar a un niño hace falta una tribu; debemos fundarla, con personas simpáticas, auténticas, generosas. “Las aldeas se construyen a base de amabilidad”. La generosidad protege nuestra salud el doble que una aspirina protege nuestro corazón. “La clave para educar niños bondadosos es dotarles de un amplio vocabulario de tipo altruista, enseñarles muchos modos de ser afables y desprendidos”: voluntariado, donación, amor benevolente… ¿Quién vive en tu aldea? Los niños necesitan que se les establezcan reglas, se les cuide y supervise, se ayude con el trabajo doméstico, se les proporcione apoyo y consejo emocional, se les reconozcan los logros. Ten intereses comunes, enséñales algo que les encante…

3. Pídeles a tus hijos esfuerzo y fruición, no perfección. Mentalidad abierta o de superación (Carol Dweck), regla de los diez años, autoeficacia (persistiendo en el esfuerzo alcanzarán la victoria)… Cuidado con el perfeccionismo (tener miedo a cometer errores).

4. Opta por la gratitud, el perdón y el optimismo. “La gratitud es una cualidad aprendida que se debe practicar”. Las personas agradecidas son considerablemente más entusiasmas, curiosas y decididas, se sienten un 25% más felices, tienden a ser más amables y serviciales, duermen mejor. En lugar de rencor, perdón; en vez de pesimismo, optimismo (el optimismo es contagioso): Seligman.

5. Aumenta la inteligencia emocional de tus hijos. Vínculos de apego, educación emocional (definir los sentimientos cuando surjan y aceptarlos, empatía). Sonríe hasta que haya motivo (las expresiones faciales provocan liberación de hormonas). El cociente ideal son 2’9013 emociones agradables por cada negativan (Barbara Fredrickson). Las personas con menos de 3/1 languidecen. Con más de 3/1, florecemos. Es la “línea Losada”, por el matemático que la descubrió. John Gottman ha demostrado que con menos de 5/1 en un matrimonio, es probable que se disuelva. El número que buenas experiencias que podemos tolerar tiene un techo: 11’6/1. A partir de ahí, no es posible ser más feliz.

6. Incúlcales hábitos que contribuyan a su felicidad: el elefante (procesador automático) y el jinete (procesos controlados), de Jonathan Haidt. REYNAr: Racionaliza las órdenes (explica las instrucciones), demuestra Empatía, muestra que tienen Elección (evita el lenguaje autoritario). Para las etapas del cambio, el modelo de James Prochaska y Carlo Di Clemente (el que usamos en el Coaching Estratégico): se tardan de 3-6 meses en cambiar de hábitos. Reflexión, Descubrimiento, Preparación para la acción, Hábito. Los tropiezos son recaídas momentáneas; la auténtica recáida es dar pasos en la mala dirección. Los hábitos se adquieren a base de repetición.

7. Enséñales autodisciplina. La autorregulación (el expermiento de los dulces de Walter Mischel en los 60) es la clave del éxito y la felicidad. No debemos ser blandos, debemos implicarnos, prevenir las malas conductas, destilar afecto. Disciplina con guante de seda.

8. Disfruta el momento presente. Meditación, atención plena (mindfulness), juego, fomento de la creatividad, ayudar a fluir…

9. Preocúpate del entorno para su felicidad. La guardería, el tipo de centro, la escuela infantil. Cuidado con demasiada televisión (aporta poco o ningún beneficio a los niños).

10. Cena en familia, practicando los 9 pasos anteriores. Alimentación saludable, rituales.

“Si somos capaces de sonreír a diario, si nos sentimos felices y en paz, no sólo nosotros sino todo el mundo se beneficia. Constituye la manera más básica de trabajar en pro de la paz”.

Mi agradecimiento a Christine Carter y a los grandes expertos en felicidad, en psicología positiva: Sonja Lyubomirsky, Daniel Goleman, E. P. Davis, John Gottman, Barbara L. Fredrickson, Ed Diener, Robert Biswass-Diener, Richard E. Lucas, Ferran Casas, Robert Emmons, Tara Parker-Pope, Martin Seligman, Carolyn E. Schwartz, Carol S. Dweck, Bandura, Jim Loehr y Tony Schwartz, Fred Luskin, Paul Ekman, James Prochaska y Carlo Di Clemente, Jonathan Haidt, Walter Mischel, Ellen Langer, J. Kabat-Zinn, Mihalyi Csikzentminhalyi. ¡Qué equipazo!

Atención al artículo de Tara Parker-Pope: “¿Es amor o estás mentalmente enfermo? Están más cerca de lo que parece”, sobre las investigaciones de Helen Fisher y el subidón de dopamina que se produce cuando uno está enamorado. Nos volvemos locos de amor.

http://online.wsj.com/article/SB117131067930406235.html