Despedidas con Mentalidad Ganadora


Vaya jornada de Liga la de ayer por la noche. Triunfos impresionantes del Real Zaragoza (me alegré  muchísimo por Javier, Jorge y el resto de buenos amigos de la capital del Ebro), del Sporting de Gijón (me alegré, también muchísimo por José y la buena gente de la Autoridad Portuaria y de Formastur, entre otros amigos asturianos), del Mallorca, del Atlético de Madrid... Todo queda abierto para la última jornada.
Muy emotivo el adiós a Pep Guardiola en el Camp Nou. Los cuatro goles de Messi (el último, con abrazo a Pep incluido). Y cuando se habían ido prácticamente todos, Guardiola paseó con su familia por el césped del estadio. Precioso. El entrenador del Barça, que ha conquistado 13 títulos (la Copa del Rey, con permiso del Athletic, puede ser el 14º), obtuvo el reconocimiento que merecía. “Hasta pronto, que a mí no me perderéis nunca”, dijo Pep.
También fueron emotivas las despedidas a los capitanes del Atlético de Madrid Antonio López y Perea en el Calderón, a Kanouté en Sevilla, a Izco y Raúl García en el Reyno, a Gabilondo en San Mamés…
Muy diferente en Mestalla. Unai Emery consiguió su tercer podio consecutivo (algo que no había ocurrido en la historia del equipo che, y creo que de ningún otro equipo de la Liga a excepción del Real Madrid y el FC Barcelona), además de lograr llegar a semifinales de Europa League y de Copa. Y sin embargo, ni siquiera salió al centro del campo tras la victoria de su equipo. A diferencia del “Bielsa, ¡quédate!” de San Mamés, en el Valencia CF pocos le han reconocido sus logros.
Cayetano Ros escribía ayer en la sección de deportes de El País A la historia sin reconocimiento: “Unai Emery (Hondarribia, 1971) ha perdido la frescura con la que llegó a Mestalla en verano de 2008. “Hay entrenadores encantados con el 0-0. Yo lo estaría con el 5-5. La esencia del fútbol es el juego, y el juego es un espectáculo”, decía entonces. Era un técnico de 36 años que llegaba al banquillo del Valencia procedente del Almería, donde había reivindicado el derecho de los modestos a jugar al ataque.
Hoy, cuatro años después, se despide del público de Mestalla, ante el Villarreal, con la contradicción de haber cumplido con creces los objetivos y, sin embargo, no sentirse reconocido. Castigado por la indisciplina de sus jugadores (excluyó ayer a Parejo de la lista por la “irresponsabilidad” de haber dado positivo en un control de alcoholemia en la madrugada del viernes) y por la exigencia de Mestalla, inconforme con ser tercero en la Liga y semifinalista en la Copa y la Liga Europa.” “El Valencia, a través de Juan Sánchez, su exdirector deportivo, fichó a Emery por tratarse de un entrenador con ganas de aprender y adaptarse a unas circunstancias económicas muy adversas. Pese a todas convulsiones, Emery dio estabilidad deportiva. Y pasa a la historia por ser el primero en clasificar por tercer año consecutivo al equipo para la Champions. Y por haber rebasado la barrera de las 100 victorias junto a Jacinto Quincoces y Alfredo Di Stéfano.
Pero también ha sido un objetivo fácil para los enemigos porque siempre ha ido a pecho descubierto. Valiente hasta confesar sus propios temores. “El otro día, ante el Leverkusen, Carcedo me decía: ‘Hay que hacer algo’. Sí,… pero ¿qué? En esos momentos tienes miedo”, confesaba meses antes de presentar su libro, Mentalidad ganadora, cuando llevaba varios meses sin apenas victorias.
Optimista radical, rebotó cada vez que lo vieron hundido. “La suerte está en el camino, creando las circunstancias”, dijo, inspirándose en Los Siete Poderes, la obra de Àlex Rovira. “Si hay un penalti en contra, pienso: ‘Lo va a parar”. Trabajador imparable, se acostaba a las dos de la madrugada preparando entrenamientos. Humilde hasta decir basta, no sacó pecho cuando el público le gritó “burro, burro” por un cambio, ante el Leverkusen, que le dio la razón. Demasiado nervioso en la banda, el histrionismo fue un filón que las televisiones explotaron ante su disgusto, indignado por entender que esa no era la noticia.
El mismo público que tachó a Quique Flores de “barraquero” [defensivo] ha acusado a Emery de excesivamente ofensivo. Demasiado blando con las muestras de indisciplina de los Miguel, Banega y Fernandes. Demasiado cambiante en las alineaciones a pesar de que el mitificado Rafa Benítez ganó dos Ligas y una Copa de la UEFA con la alternancia por bandera.
“Me horrorizan los alineadores”, explicó Emery. “Me gusta el juego colectivo. Entreno para que todos estén preparados, los 25”. Como legado, Emery deja el crecimiento de algunos jugadores (Feghouli, Jordi Alba y Guaita), y cuatro temporadas de pasión, desgaste y poco reconocimiento.”
En la crónica del Valencia-Villareal de ayer, Ros ha insistido: “Emery se despide como un señor”. Sí, y como el entrenador más eficiente de la Liga.
Precioso el artículo de John Carlin: Guardiola y Hamlet. Sí, Pep es un obseso, un enfermo del fútbol, pero “él es consciente de ser un enfermo, él es capaz de mirar más allá del fútbol, de la victoria y la derrota en el campo y por eso ha llegado a la conclusión de que le vendría bien intentar superar su adicción, o al menos de vivir un período de convalecencia para evaluar si realmente quiere o puede dejar la droga y, si descubre que no puede, pues a volver a entrenar y asumir su destino con renovada claridad y convicción”. Carlin, gran experto en Shakespeare, considera que “Guardiola es Hamlet. No deja de pensar y pensar. Le da vueltas a todo y se lo cuestiona todo. Está clarísimo desde el comienzo del primer acto de la obra de Shakespeare que Hamlet tiene que vengar la muerte de su padre. Está escrito y él lo sabe. Pero durante los siguientes cuatro actos, hasta el desenlace mortal de la última escena, intenta negárselo a sí mismo. Lo intelectualiza todo; se rebela contra lo obvio, lo previsible; su cerebro está en constante conflicto con su corazón. Hasta que el corazón gana la batalla”. Y concluye: “Quizá pase un rato por el país de Shakespeare, o por el de Dante, pero tarde o temprano volverá a su Dinamarca, a su Barça. Por más que lo rehúya, no lo podrá evitar. Su destino se impondrá. Está escrito.” Un servidor también lo piensa así. Entretanto, recordemos los buenos  momentos que nos ha hecho pasar.
Banda sonora de estas despedidas (la de Guardiola, la de Unay): Cuando un amigo se va, de Alberto Cortez. www.youtube.com/watch?v=hjfH2oNsa34 Una de mis canciones predilectas.
Carlin también ha escrito en El País Semanal un precioso artículo sobre Londres ante los Juegos Olímpicos. Mi admirada Patricia Ramírez, “la psicóloga del Betis”, ha escrito Soy así, pero puedo cambiar. “Las personas ‘yo soy así’ sufren emociones relacionadas con la inseguridad y la frustración”. “No hay excusas para no ser feliz, ni para no ser coherente con sus valores”. Lola huete escribe sobre el libro Hombres tóxicos, diez maneras de identificar, tratar y recuperarse de los hombres que nos hacen la vida imposible. 11 tipos: el volcán pasivo-agresivo, el sabelotodo arrogante y presuntuoso, el mentiroso seductor, manipulador e infiel, el obseso del control, furioso y déspota, el metomentodo cizañero y traidor, el víctima autodestructivo que lo ve todo negro, el espantapájaros débil y sin iniciativa, el narcisista egocéntrico, el congelador emocional, el sociopsicópata. “Hay hombres buenos por todas partes. Pero solo comienzan a aparecer cuando uno deja de buscar un príncipe azul y se conforma con alguien real”.
Del resto de la prensa, la columna Ideas de José Antonio Marina sobre Inteligencia Ejecutiva: “Su función es elegir metas y dirigir el comportamiento hacia ellas, aprovechando la información y gestionando las emociones” (el paralelismo con la “mentalidad ganadora” es evidente). “La inteligencia humana se organiza en dos niveles diferentes. Uno es el nivel generador de ideas, ocurrencias, sentimientos, aspiraciones, iniciativas. El otro es el nivel ejecutivo, que se encarga de evaluar, rechazar, poner en práctica, animar a la maquinaria generativa).”
Entrevista a José Mourinho en el ABC: “No soy políticamente correcto, soy un joven de 49 años”. “Lo importante no es entrenar al Madrid sino ganar con el Madrid”.
En La Razón Madres corajes frente a la crisis. Entre ellas, mis amigas Irene Villa (que ha escrito una carta a su hijo: “Desde que sé de tu existencia empecé a amarte con locura”) y Susanna Griso (“Jamás he podido acompañar a mis hijos al colegio, pero lo compenso por las tardes”)
Talentismo. “Si vencemos a la crisis será por una apuesta por elevar el nivel intelectual” (Zugaza, Museo del Prado). “La llave de la recuperación es el capitalismo cultural” (Mario Moretti, Presidente de Geox). En el nº 200 de Dossier Empresarial, España desaprovecha el Talento (el 86% de las empresas europeas ha recortado o congelado las inversiones en formación en los últimos 12 meses, sólo un 18% aumentará presupuesto formativo en 2013 según un estudio de Accenture; y sin embargo, faltan profesionales cualificados). En la misma publicación semanal, en la Tribuna de Gestión, Un país a la deriva… o tal vez no, escrito por un servidor. Hablaré de este artículo el próximo fin de semana.
Mi agradecimiento a quienes ayer se despidieron de sus equipos en sus respectivos campos.