Hoy me he detenido
un buen rato ante la estatua dedicada al inmigrante español del siglo XX, sita
en el Puerto de Veracruz. Erigida el pasado 20 de diciembre, es una efigie en
bronce de más de cinco metros de altura con pedestal (un hombre delgado con
boina y una maletita de cuero), que pesa 750 kgs y fue realizada por el gran
escultor Bernardo Luis. Es el homenaje a los españoles que llegaron a México
por el puerto de Veracruz a trabajar y labrarse el futuro que no podían lograr
en su país, en el nuestro.
He encontrado un
artículo de Majo Císcar, que llegó a México en 2009, cuando cerró la televisión
valenciana donde trabajaba y, aprovechando el seguro de desempleo, vino a
visitar amigos. Volvió al oficio como corresponsal de "Público", el
diario madrileño que cerró su edición impresa el pasado febrero. Y desde México
sigue contando historias, como el reportaje sobre mujeres presas en Guanajuato
por el delito de abortar, por el que ganó el Premio a la Mejor Periodista
Europea en 2010. El artículo se titula: “El nuevo exilio viene de Iberia”. Es
el siguiente:
“En busca
de un porvenir
Nacho Fernández presume su foto a los pies de la estatua al emigrante
español, en el malecón de Veracruz. El monumento, una efigie de bronce de cinco
metros de altura, es un homenaje de los porteños a aquellos ibéricos que
llegaron a México en los años cuarenta, con ganas de trabajar y tener un mejor
futuro. Así se ve Nacho a sí mismo. Y así se vuelve a dibujar la sociedad
española, que después de dos décadas doradas exporta más inmigrantes de los que
recibe. Sus paisanos del siglo pasado llegaron con el estómago vacío o
escapando de la dictadura. Los nuevos cargan títulos de universidades
prestigiosas pero huyen del desempleo, y no arrastran pesados equipajes sino
hipotecas.
Cuando en 2008 la burbuja inmobiliaria estalló, agravada por la crisis
financiera internacional, España pasó de generar un millón de empleos
anualmente a perder más de medio millón en el mismo período. La economía
agoniza y, de momento, la política de recortes no deja margen de recuperación.
Ahora, uno de cada cuatro españoles en edad activa no tiene trabajo en un país
donde el empleo informal está severamente castigado. Migrar o morir, al menos
profesionalmente. Este es el lema de los miles de españoles que han llegado a
México en los últimos cuatro años. La mayoría de estos recién llegados rebasan
los 35 años y tienen una trayectoria profesional amplia. Sin embargo en España
se les cerraban las puertas. Aquí, como a sus antepasados, se las abren. Pero
salir de su país nunca es un camino fácil.
A sus 47 años, Nacho Fernández subió al avión en febrero de 2011, con más
incertidumbres que maletas. Dejaba atrás dos hijos, uno de 23 y una de 10, una
casa en un barrio acomodado de Madrid y una productora de televisión y eventos
de alto standing quebrada por la crisis y los impagos. Doce horas después
desempacaba en una habitación en un departamento compartido de la colonia Del
Valle, en la Ciudad de México, que había encontrado en un página de internet.
Nunca antes había buscado trabajo fuera de su país. Y ahora, en el umbral del
nuevo siglo, no entendía nada. Hijo de un cineasta reconocido en España,
siempre vivió holgadamente hasta que llegó a América, cargado de deudas. El
Licenciado en Periodismo trabajó de reportero hasta iniciar los años noventa,
cuando cerró el diario en el que trabajaba. En ese momento saltó a la
televisión como productor de programas en una de las principales cadenas
nacionales y escaló hasta producir los talk shows de mayor rating. También fue
productor de eventos del Real Madrid y de diversos espectáculos. Cuando llegó
la crisis se empezaron a retrasar los cheques y cada vez costaba más conseguir
un proyecto seguro. "Lo primero que se recorta es el ocio y la cultura",
asegura. Y él, acostumbrado a ganar billete, vio cómo menguaban sus recursos
hasta no poder mantener un nivel de vida digno. "Yo he emigrado por la
razón que emigra todo el mundo, porque te tienes que mantener. Cuando la caza
se termina en tu territorio o te haces recolector, y yo no tengo alma de
recolector, o te vas a donde hay caza. Pero si sales de tu territorio de caza
no sabes que animales hay y tienes que asumir los riesgos. Si te sale mal pues
te comen y si te sale bien, pues de puta madre", explica con su castellano
castizo y dicharachero. Ahora se ríe, pero los primeros meses lloraba. De
repente pasó de moverse en el glamour de la noche madrileña a encontrarse solo,
viviendo con una señora de 60 años, endeudado, sin trabajo, y en un país que no
conocía. En octubre ya estaba desesperado y rehacía maletas. Pero de repente TV
Azteca fichó a un productor español, Juan Navarrete, para lanzar La Academia. Y
él movió sus antiguos conectes hasta llegar a su compatriota. Pocos meses
después ya era su mano derecha. Y ahora acaba de producir Soy tu doble y espera
seguir en racha. En España, de tener trabajo, algo que duda, estaría ganando
una tercera parte. Así las cosas, confiesa que ya no se va de aquí si no le
echan. Porque México le ha dado todo lo que su país comenzó a negarle. Hasta el
amor. Su pareja, una secretaria de la Lotería Nacional le dio las raíces que le
faltaban. Y su suegro, zacatecano, le regaló un gallo de pelea. Nunca ha ido a
un palenque pero el ave simboliza su adaptación a la cultura mexicana. El día
que se vio en un pueblo de Zacatecas montado en una Hummer y con un sombrero
ranchero renunció a la movida madrileña. Su único trauma es no poder estar tan
cerca de su hija de 11 años como quisiera. Por suerte, la niña viene un par de meses
al año. A su hijo, quién también ha venido a verle, lo intenta convencer de que
se mude a México. "Aquí hay un mundo de posibilidades que no existe en
España actualmente. Y en este momento si tienes 24 años allí y buscas tu primer
empleo, no tienes ninguna oportunidad", cuenta el productor en relación a
su hijo Sergio.
El vuelo de los jóvenes
Alba Crespo lo corrobora. Tiene la misma edad que Sergio. Y como él
pertenece a la generación más afectada por la crisis. El desempleo se agudiza
entre los jóvenes. La mitad de los menores de 35 años están parados. Y los que
trabajan deben de aceptar condiciones muy precarias, presionados por la crisis.
La figura del mileurista, que se puso de moda entre los jóvenes en 2005, es
ahora un lujo. Deben aceptar el sueldo mínimo, 641 euros al mes, 10,500 pesos
al cambio, pero que al nivel de vida de España se desvanecen. Un boleto de
metro en Madrid cuesta 25 pesos y una habitación en un departamento compartido
en un barrio modesto cuesta alrededor de 6,000 pesos. Muchos treintañeros están
regresando a casa de sus padres y otros ni siquiera lograron emanciparse. Pero
el apoyo familiar, que ha sido una baza histórica en España, también peligra.
En ese país de 45 millones de habitantes, con una extensión menor a los estados
de Chihuahua, Durango y Coahuila juntos, más de un millón de familias tienen a
todos sus miembros desempleados.
"España es un país triste ahora, la situación es dramática sobretodo
para los jóvenes", cuenta Alba. Se licenció en Comunicación en 2010, pero
de nada le sirvió el título, ni haber estudiado en una escuela privada, ni las
prácticas como asistente de fotografía que había hecho gratis, ni los años de
experiencia en la empresa de publicidad de su padre. Lo único que pudo
encontrar fue un contrato temporal como niñera en un crucero por el
mediterráneo. Cuando se acabó el verano se acabó el trabajo. En 2009 había
cursado un semestre en el Tec de Monterrey campus Toluca, gracias a una beca
del Banco Santander. Así que en enero de 2011, frustrada por pasarse el día
mandando currículums sin éxito, agarró un avión y se regresó a Toluca. A ver si
tenía más suerte. Ahora vive con su novio en un departamento en la capital
mexiquense, paga 2,000 pesos de renta que comparte con su pareja y trabaja como
Consultora de Comunicación para varias empresas del cordón industrial. En
España seguiría parada y deprimida o hastiada como becaria sin sueldo. De los
200 compañeros de su promoción sólo un par tienen trabajos dignos. Otros tantos
han emigrado a otros países de Europa. Los españoles más jóvenes prefieren
mudarse a naciones donde, además de tener un empleo, puedan aprender una lengua
diferente. Sin embargo, los que llegan a México la tienen más fácil: suelen
encontrar trabajos relacionados con su profesión.
El mercado se mueve
Para Daniel Tovar la explicación es fácil: el mercado mexicano aún no
está maduro, pero se está moviendo. Él trabajaba en una Consultoría
inmobiliaria y de servicios de la construcción, Acerta. En 2008, con la
desaceleración inmobiliaria española, la compañía decidió abrir oficinas en
otros países para expandir su mercado y a Daniel le propusieron ser delegado de
la filial mexicana. Tenía 35 años, una esposa y dos hijos de uno y dos años. La
decisión fue fácil de tomar. Su esposa, María Dolores Gallego, quien trabajaba
en una empresa familiar de removimiento de tierras ya se había quedado sin
empleo. Para Daniel, en cambio, la expatriación suponía un ascenso laboral y
salarial. El único reparo era la inseguridad que se vivía en México. Dejar la libertad
y tranquilidad española por una movilidad más reducida en un país sumido en la
violencia. Finalmente vinieron con los ojos cerrados. Era septiembre de 2008 y
costó arrancar el negocio. Un año después la compañía decidió que no había
beneficios suficientes para quedarse. Pero volver, ¿en qué condiciones? Las
perspectivas de trabajo en España no eran alentadoras. Y Daniel y Loli sentían
que no habían agotado las posibilidades que les daba esta tierra. Así que
decidieron seguir adelante y Daniel le ofreció a la empresa convertirse en
socio y asumir por completo la filial mexicana. Pasar de ser asalariado con
sueldo de delegado, a montarse su propia empresa no fue cosa fácil. Hasta
mediados del 2011 la crisis ocupó su hogar. Siguieron viviendo en Polanco, pero
Daniel recuerda que durante más de un año sus máximos paseos eran por el centro
comercial Antara.
La pregunta constante era por qué seguían aquí. Daniel Tovar ahora lo
tiene muy claro. "Aquí hay un mercado por desarrollar en nuestro sector,
que si siguen las perspectivas macroeconómicas va a madurar y nos permitirá
crecer. Y en el punto de vista personal yo ya me siento pagado de haber vivido
la aventura de haber sido empresario por un día. Si me caigo podré volver a
levantarme. Si me hubiera regresado a España estaría estancado, con una carrera
truncada", dice este emprendedor.
Loli encontró una veta para trabajar y poder compatibilizarlo con la
crianza de sus hijos, ya que en octubre tuvieron su tercera hija. Ahora es
reubicadora de ejecutivos que llegan a México. Recibe a los extranjeros que
llegan, los asesora sobre la vida del país, les busca casa, colegio para los
hijos, facilita los trámites. Tienen claro que por ahora no regresan a España.
Si se van de aquí a mediano plazo, será para empezar una aventura parecida en
otro lugar.
España es el segundo inversor extranjero en México, después de los
Estados Unidos. Actualmente, según datos obtenidos a través del Instituto
Federal de Acceso a la Información (IFAI), hay cerca de 4,500 empresas
españolas o con asociados ibéricos. Por la misma razón, los españoles son la
segunda comunidad foránea más voluminosa. En el Consulado Español registran más
de 80,000 residentes en México, aunque muchos de ellos son por origen familiar.
Según el Instituto de Migración, en 2009 había 18,551 españoles con forma
migratoria vigente en el país. Sólo ese año llegaron 2,500 personas más que
tramitaron su permiso de trabajo o residencia y, en el 2010, ya fueron 3,000.
Mientras la economía europea está en horas bajas, Latinoamérica sigue
creciendo. Y México parece ser un destino jugoso para las inversiones españolas
con un volumen de negocio de 38,000 millones de dólares.
El Consejero Económico de la Embajada española, José Francisco Gómez,
asegura que "todas las semanas tres o cuatro empresas muestran interés en
el mercado mexicano". En la Cámara Española de Comercio cada día se agrega
un nuevo currículum para encontrar trabajo en México. Las últimas en subirse al
tren económico mexicano han sido las pequeñas empresas, especialmente de
construcción o de tecnologías de la información, como la de Daniel Tovar, pero
también los profesionistas por cuenta propia, especialmente solteros, como
Nacho, Alba, Pedro o David.
Los choques culturales
No obstante la gran afluencia de españoles y la buena acogida que
reciben, hay algunos choques culturales. Mientras Nacho y Alba aseguran que ser
del otro lado del charco les ha ayudado a abrirse camino, Daniel lo ha sufrido.
"Otro español más que quiere meterse en el negocio" es una frase que
ha escuchado a sus espaldas. El sector de la de la construcción ya está copado
por el lobby judío y por empresas de abolengo. En cambio, Acerta es la única
empresa ibérica que se dedica al Project Management y ahora va viento en popa
con la inauguración de uno de sus proyectos principales, la reforma integral de
un hotel en Puerto Vallarta. En cambio Nacho y Alba coinciden en que el
malinchismo que acusan los propios mexicanos, les ha favorecido a la hora de
promocionarse. Sin embargo, no son los mismos modos. Todos los entrevistados
reconocen que la forma de hablar les ha causado algunos inconvenientes.
Pedro Monedero vio que tenía que moderar sus mentadas de madre el día que
sus ayudantes se santiguaron al escucharlo. Su inocente "Mecagüen
Dios" en un momento de nervios desató una crisis en la cocina. Los chefs
son muy mal hablados en todas partes porque los platillos deben salir rápidos y
perfectos pero esa apelación tan cotidiana en el país europeo aquí sonó a
invocación satánica. Por suerte no pasó a mayores. La iconografía del Metro le
enseñó que un chabacano es un albaricoque que puede usar en sus recetas y no un
adjetivo para referirse a algo naco, como se usaría en España. Pero nunca se
cagó "en las bragas de la virgen", como se puede escuchar en Madrid sin
mayor contratiempo. Y eso que tuvo motivos para soltar alguna de tales
dimensiones. Porque a este cocinero, la crisis le desbarató el negocio. Chef y
gerente de un restaurante en Madrid, un día se dio cuenta que la caja no daba
para él y su socio. Empezó a pensar alternativas y con 37 años y sin
compromisos, México se le apareció como una buena aventura. Sabía que aquí
estaba uno de los mejores artistas culinarios del mundo, Enrique Olvera, y
conocía a varios cocineros españoles aquí. Le salió una oferta como chef de la
arrocería del Hotel Meliá de Reforma y tuvo la excusa perfecta. Llegó, hace
tres años, directo del aeropuerto al hotel. Los primeros tres días no salió de
la habitación más que a comprar tabaco porque le habían aterrorizado con la
inseguridad. Ahora sonríe al recordarlo. Lo que no le hizo ninguna gracia fue
su primera nómina, de 6,000 pesos mensuales. Estaba cobrando el 10% de lo que
ganaba en España. Y como él dice, México es más barato pero no tanto. Ahora
vive en el aburguesado barrio de la Condesa y paga 8,000 pesos de alquiler por
un departamento que en Madrid le costaría 14,000. Antes, sin embargo, pensó en
cambiar de país, barajó Brasil, otro polo de desarrollo económico. Pero
"México engancha". Y pronto le encargaron el servicio de banquetes de
la embajada española. Lo que más le gustó de esa etapa fue recorrer todo el
país a través de la red de centros culturales españoles. En cada lugar
descubría nuevos productos, otros sabores y aromas. Lo primero que debe de
hacer un chef es adaptarse a la variedad autóctona, sin que pierda el sazón
propio. El último año y medio ha trabajado de chef ejecutivo en el restaurante
de la Torre Mayor. Ahora está montando su propio restaurante de cocina
española. "Aquí hay mucha gente jodida, pero la clase media alta tiene
mucho más dinero para gastar que en España". Volver tampoco está en sus
planes.
Quemar las naves
David Desola, en cambio, se pasa la mitad del año aquí, la mitad allá.
Tiene 41 años y hace 20 que sufre de esclerosis múltiple. Hace ocho años que se
somete a un tratamiento puntero que la sanidad catalana le proporciona
gratuitamente, al menos por ahora. Así que de momento va y viene muy seguido.
Le sale más a cuenta ir cada dos meses que pagarse la terapia en México. Como
el resto coincide que aquí no hay la seguridad económica o física de Europa.
Hay pocos servicios sociales públicos, los sueldos en general son más bajos y
hay menos prestaciones. Pero hay más posibilidades de crecer profesionalmente.
Y en la misma lengua y un mejor clima. A Alemania se va por trabajo, a México
se viene a crecer y a gozar.
Y eso que David ya era un dramaturgo multipremiado cuando aterrizó en el
DF. Sin embargo México ha sido una puerta de entrada a América Latina. Desde
que en 2006 los Bonilla adaptaron su comedia Almacenados a México, "varias
de sus obras están viajando por el continente. De hecho, Almacenados se volverá
a estrenar próximamente readaptada. Luego vino la tragicomedia Siglo XX, que
estás en los cielos, auspiciada por el INBA, y que está de gira por el país. En
agosto podremos ver en el Foro Shakespeare La charca inútil, su obra más
conocida y por la que ganó el premio Lope de Vega, uno de los galardones más
prestigiosos de dramaturgia en España. Aquí la podremos ver dirigida por Carlos
Corona. Pero su mayor reto ha sido el salto al cine. El director Jack Zhaga le
encargó un guión donde el personaje principal es José Alfredo Jiménez. "Si
yo soy español y a la postre catalán, ¿cómo voy a escribir sobre un icono tan
mexicano como José Alfredo?", les contestó. Finalmente aceptó el reto. En
España no había podido vivir del cine, aunque tiene 12 cortometrajes
producidos. Así que se montó en un camión con las 100 imprescindibles del
mariachi hasta llegar a Dolores Hidalgo. Se pasó una semana de cantina en
cantina hablando con familiares y conocidos. Ahora anda dándole las últimas
pinceladas al guión con el director, mexicanizando algunas expresiones. Están
encantados con el resultado. En el último trago se empezará a rodar en verano.
David asegura que su salario aquí es menor que en España, pero al menos cobra.
"Lo que me están liquidando ahora allá son los derechos de autor y la
taquilla del 2006 y 2007. Hay tanto retraso en el pago que no se puede vivir.
La mayoría de teatros son municipales y los ayuntamientos no tienen un euro y
la televisión ha bajado enormemente la producción propia". Ante esto
valora la gran calidad y el circuito del teatro mexicano. Sin embargo no le
deja de sorprender que en los foros independientes un actor pueda hacer también
de iluminador o de taquillero, con los mismos resultados de calidad que en
España. Cree que el cine está despertando y se viene una época dorada. Pero
asegura que aquí se trabaja mucho. Duda que muchos actores españoles estuvieran
dispuestos a ser tan polivalentes y solidarios como los mexicanos,
especialmente los de teatro. Aunque, como dice Nacho, "la migración te
quita la soberbia". Y México enamora. Así que los españoles andan quemando
las naves. Pedro inaugura restaurante en agosto y se llamará Sinaia, como el
barco en el que viajaron los intelectuales exiliados después de la Guerra
Civil. "Es un doble homenaje: a los transterrados españoles que dejaron un
país al que no podían volver, y a los mexicanos que nos acogen con los brazos
abiertos aun sabiendo lo que se hizo aquí en La Conquista". Amén.”
Así son los nuevos
tiempos. Entretanto, me ha encantado comprobar hoy (almorzando en Los Canarios, a la hora del partido) que
toda Hispanoamérica va con La Roja. ¡Qué
bien han jugado hoy los nuestros! 70% de posesión, 14 tiros a puerta, 4-0.
Y he estado
leyendo Experiencias que transforman, un
libro de AEDIPE Catalunya con experiencias muy notables de Abertis, Akzo Nobel,
ANAV, Asepeyo, Catalana Occidente, Codorniu, Condis, Grup Alimentari Guissona,
La Caixa, MRW, Port de Barcelona, SEAT y UOC. Excelente esto de compartir las mejores prácticas.
Mi agradecimiento
a los Directores de RR HH que hacen bien las cosas, a La Roja por hacernos
pasar un buen rato (así son las emociones) y a los mexicanos que acogen a los
españoles de manera tan generosa y cariñosa. Muchas gracias.