Viernes en Zaragoza. Esta noche hemos tenido la cena de clausura del
Programa de Liderazgo Innovador y Coaching Estratégico de ESIC y mañana, la
clase final (supervisión de coaching).
He estado leyendo (en inglés, todavía no se ha publicado la traducción al
castellano) La (honesta) verdad sobre la
deshonestidad, de Dan Ariely, uno de los mayores expertos de la economía
conductual.
Ariely parte de las teorías del Premio Nobel Gary Becker de que la
criminalidad es cuestión (racional) de coste y beneficio. Las investigaciones
más recientes demuestran lo contrario. Mentimos (o incluso cometemos delitos)
por mecanismos muy poco racionales, como el hecho de cómo nos sentimos y si, al
menos puntualmente, nos merece la pena.
En Zaragoza he estado buscando un buen libro sobre el Compromiso de
Caspe. No he encontrado ninguno (me han hablado de El Interregno) ni en la Librería General, ni en El Corte Inglés ni
en La Casa del Libro. Una lástima, pero insistiré.
Y antes de la cena, me ha dado tiempo a ver en los cines Palafox una
buena película, Ellas, protagonizada
por Juliette Binoche. Una película adulta, sobre una periodista que está
haciendo un reportaje sobre la prostitución estudiantil en París y se
entrevista con varias jóvenes que combinan la universidad con el oficio más
antiguo del mundo. Una crítica muy sagaz a la aburrida vida pequeñoburguesa, al
(supuesto) poder del dinero en el capitalismo, al sexo sin amor y a la
convivencia sin sexo. Muy interesante. Una sorpresa muy grata.
En La Vanguardia, la crítica de Ellas
se tituló Dos mundos, dos abismos: “Malgorzata
Szumowska describe la rutina de una burguesa parisina felizmente casada y
periodista, que se evade del entorno hogareño realizando en sus horas libres un
reportaje sobre chicas que ejercen la prostitución de lujo para sufragarse los
estudios universitarios. Realidad,imaginación y la soledad de la mujer inmersa
en un mundo que ella suele sufrir y el hombre sólo transitar. El tema narrativo
alterna las confesiones ante la cámara de jóvenes que previo pago alivian los
ardores de hombres maduros y adinerados, con el tedioso entorno doméstico de la
protagonista, también madre de dos hijos y con un marido que sólo vive para su
trabajo. Un alegato feminista a veces excesivo y cuya credibilidad reside
básicamente en el trabajo de la siempre soberbia Juliette Binoche.”
Mi agradecimiento a los alumnos de ESIC y a los profesores del programa
por una cena tan divertida y deliciosa. Y especialmente a Mª José por su regalo
a cada uno de nosotros.