Carlos Herreros de las Cuevas
es una de las mejores personas que conozco y uno de los mayores conocedores del
Coaching. Hace unos días, me llamó muy amablemente para pedir la dirección de
casa y enviarme, con una generosidad que le agradezco, su último libro: Neuromanagement.
Prologado por otro gran
maestro y amigo, José María Gasalla (se da la circunstancia de que José Mª es
profundamente gallego, como mi familia paterna, y Carlos profundamente
cántabro, como lo es mi familia materna), se centra en cuatro bloques:
management, estrategia, cerebro y ser humano.
La primera cita de Carlos ya
impacta: “Lo que produce mejoras es la combinación del conocimiento académico
con el experiencial, no la sustitución de uno por otro” (James March, HBR,
2006).
El autor dedica la primera
parte a Management y cerebro. Reflexiona
sobre “la corrupción del management” (no hay modelos de rol positivos, no hay
felicidad, no hay confianza) y resume el
futuro del trabajo de Lynda Gratton (el cambio a la conectividad, a la
especialización, a la calidad de las experiencias). Carlos piensa que el
management ha prestado un gran servicio a la comunidad (Drucker pensaba que era
la mayor innovación del siglo XX), pero que debemos avanzar hacia nuevos
modelos (“el management actual nos ha dado la energía y los recursos para
cuestionarlo”).
Las críticas al management
provienen de Henry Mintzberg, de Thomas Seely (insectos sociales e inteligencia
descentralizada) y de Gary Hamel (la creación de valor es en un 35% pasión, en
un 25% creatividad, en un 20% iniciativa, en un 15% intelecto, en un 5%
diligencia y en un 0% obediencia). El Dr. Herreros considera que “estamos
obsesionados con el liderazgo” y que “el humanismo está sobrevalorado”, sanas
provocaciones que dan qué pensar.
Pero vayamos a la
neurociencia, que estudia el liderazgo desde la toma de decisiones y resolución
de problemas, la serenidad frente a la presión, la colaboración e influencia y
la facilitación del cambio. La atención (consciente) es esencial, “el recurso
más importante”. Richard F. Trafton y Diane Marentette nos animan a
preguntarnos si en las empresas la gente da lo mejor de sí misma. Es evidente
que no. “Sabemos que el 90% de nuestro cableado físico está asociado a una
única emoción: el miedo. Ya se ha visto su importancia para nuestra
supervivencia”.
Sí, el cambio es doloroso,
nos recuerda Carlos Herreros; es más, “el conductismo no funciona”
(afortunadamente, me permito añadir). Pero hay buenas noticias: la densidad de
la atención conforma la identidad. Por tanto, el cambio o es consciente (y
disciplinado) o no ocurre. Las investigaciones del Baruch College, Gerald
Olivero, K. Denise Bane y Richard E. Kopelman han llegado a la conclusión de
que un programa de formación mejora la productividad un 28%; si se complementa
con coaching, la productividad se
eleva un 88%. ¿Formación o Desarrollo? ¿Conocimientos o Comportamientos?
Desde la Neurociencia, hoy
sabemos que el cambio efectivo necesita de:
- la atención total de las
personas (corteza prefrontal)
- una visión convincente y
atractiva (compartida)
- mantener la atención
focalizada en el proceso de cambio (disciplina, hábito).
Los instintos juegan un papel
muy relevante. Siguiendo a Lawrence y Nohria, los hay de cuatro tipos: de
adquisición (iA), de vinculación (iV), de comprensión (iC) y de defensa (iD).
Cada uno de ellos es primario y no puede saciarse totalmente.
Y de los instintos, a los memes (Richard Dawkins, El gen egoísta, 1976). Son a la cultura
lo que los genes a la biología. “Es interesante constatar lo poco que se ha
escrito sobre los memes en el management”, escribe Carlos. Bien cierto.
Hemos de cambiar de memes
para cambiar la cultura de una organización, poniendo algunos “en cuarentena”
(desafiándolos), no siendo promiscuo (no valen todos) y podándolos de vez en
cuando: son las leyes de Farncombe. Nos
infectamos (nos programamos) por repetición, por disonancia cognitiva (entre lo
que pensamos y hacemos), por “caballo de Troya” (Carlos nos presenta la palabra
inglesa Skitoma, no ver algo que
tenemos delante de nuestras narices).
¿Es el management un memeplex, una unidad de imitación?, se
pregunta el autor. Es muy posible.
La segunda parte del libro
son Ideas prácticas para cambiar el
management desde la neurociencia. Carlos nos habla del estrés (uno de los
problemas más graves del management actual) y se centra en el libro Brain rules (en castellano, Exprime tus neuronas) de John J. Medina.
Comparte con nosotros el modelo SCARF (Estatus, Certidumbre, Autonomía,
Relación y Justicia) de David Rock y, de un modo innovador, combina los cuatro
instintos con ese modelo de atención consciente. El estatus tiene que ver con
el deseo de adquirir; el instinto de vinculación, con la Relación y Justicia;
el deseo de aprender/comprender con la Certidumbre; la defensa, con la S,C, R y
F. ¡Brillante! “Si eres un líder, cuanto
más practiques la lectura de ti mismo, más eficaz serás” (el poder de la
autorreflexión, otro alegato a favor del coaching).
Susan Blackmore: “Cuando
imitas a alguien, algo pasa de ese alguien a ti. Este algo puede pasar una y
otra vez de forma que adquiere vida propia. Podríamos llamar a esta cosa una
idea, una instrucción, un comportamiento, una información, pero si vamos a
estudiarlo necesitaremos darle un nombre. Afortunadamente, existe: meme”.
Las emociones captan nuestra
atención, y el significado es más poderoso que los detalles. Como nuestro
cerebro no es multitarea y necesita descansar, cada 10 minutos hemos de lanzar
un “anzuelo” (estímulo emocionalmente competente).
Finalmente, lo que Carlos
Herreros llama los memes de management. Superar
la dicotomía entre burocracia y emergencia (Margaret Wheatly) con el “momento
humano en el trabajo” (Edward Hallowell); superar la alineación y la oblicuidad
con la “inteligencia colectiva” (“cuando aprendemos, cambia el cableado de
nuestro cerebro”, Eric Kadell, premio Nobel 2002).
¿Estrategia? Sí, pero desde
el interés, desde la emoción, desde el amor… “El poder sin amor es abusador e
imprudente; y el amor sin poder es sentimental y anémico” (Martin Luther King).
“Los seres humanos tenemos algo especial: somos animales amatorios” (Humberto
Maturana).
“Proponemos un nuevo meme: utilizar la curiosidad, as ganas
de saber de todos para enriquecer los procesos estratégicos”, escribe Carlos. Y
va concluyendo con una necesaria cita a Daniel Pink (La sorprendente verdad sobre qué nos motiva): la motivación
verdadera es competencia (aprendizaje), autonomía y relación (propósito), “una
idea no muy diferente de los cuatro instintos”: vinculación/relación,
competencia/aprender, autonomía/adquisición + defensa.
¡Gran libro, querido Carlos!
Para un servidor, el mejor que has escrito (que ya es decir). Muchas gracias
por compartir con nosotros tu sabiduría y tus muy valiosas reflexiones, a tus seres más queridos (tu madre, Carmen, Nuria, Carlos, Pablo y Gonzalo) por el tiempo que les has quitado para escribirlo y a
José María Gasalla, ese “animal curioso”, por introducirnos tan exquisitamente
a su lectura.