¡Qué
bien lo pasé ayer en Vitoria, aprendiendo en la jornada de Liderazgo Innovador
con 27 directivos y después almorzando con Joxe Mari y Alfonso en Xixilu!
En
el avión de vuelta estuve leyendo El
Nuevo Gobierno del Mundo. Ideologías. Estructuras. Contrapoderes, de George
Corm. Este historiador y economista libanés nacido en 1940, profesor de la
universidad de Beirut, fue ministro de finanzas de su país (1998-2000) y se le
considera uno de los mejores observadores de Oriente Medio. En una entrevista
hace unos meses, dijo: “Ya no hay primavera árabe, sino un verano que será muy
caliente”. Acertó de lleno.
En
su nuevo libro, nos invita a pensar sobre la globalización de manera diferente:
“Tras el fin de la era colonial, y sobre todo desde el desmoronamiento de la
URSS, el neoliberalismo triunfante amplificó este movimiento de
desestructuración desmantelando las protecciones que todavía regulaban más o
menos los intercambios de bienes y de servicios, los movimientos de capitales y,
en cierta medida, la de los hombres”. Desde los 80 (Reagan en EE UU, Thatcher
en el Reino Unido), el neoliberalismo supuso “el abandono por parte del Estado
de sus funciones de regulación y de control”.
Para
George Corm, “los dogmas simplistas del neoliberalismo” se han impuesto como
desviación del pensamiento liberal clásico (Smith, Ricardo, Hume, Locke,
Montesquieu). Fueron sobre todo Hayek (1899-1992) y Milton Friedman (1912-2006)
quienes dotaron de dogmatismo al pensamiento neoliberal. Y son apoyados día a
día por el Wall Street Journal, el Financial Times, The Economist, Le Figaro,
Le Monde y muchas otras revistas “que crean opinión”. El autor resume el
pensamiento neoliberal en ocho axiomas fundamentales. Y son los poderosos
gobernadores del banco central (Paul Volcker, de 1979 a 1987; Alan Greenspan,
de 1987 a 2005; Ben Bernanke, desde entonces) los que lo han apoyado en su
lucha contra la inflación.
Siempre
según Corm, el neoliberalismo plantea falsos debates (la flexibilidad salarial,
el “clima para hacer negocios”) y evita otros (el calentamiento climático, el
hambre y la pobreza, premiar a los traders, el blanqueo de capitales y los
paraísos fiscales).
Mi
capítulo favorito del libro es el que se refiere a los precursores visionarios
del altermundialismo que han quedado olvidados: Dennis Meadows, del MIT (Los límites del crecimiento); Iván
Illich (1926-2002), fundador del CIDOC en Cuernavaca; Fredrich Schumacher (Lo pequeño es hermoso); Robert
Heilbroner; el agrónomo francés René Dumont o el banquero también galo François
Partant; el sociólogo francés Jean Baudrillard (El sistema de los objetos)… y por supuesto John Kenneth Galbraith (La sociedad de la opulencia).
Falta
de ética, pérdida del sentido de Estado y del bien público. “Desde la década de
1980 y sobre todo en las de 1990 y 2000 es sorprendente la cantidad de países
que han visto a millonarios elegidos jefes de Estado o de Gobierno por sufragio
universal”: Berlusconi (Italia), Rafic Hariri (Líbano), Thaksin Shinawatra
(Tailandia), Suharto (Indonesia), Gonzalo Sánchez de Losada (Bolivia), Menem
(Argentina), Fujimori (Perú), Noboa (Ecuador), Monti (Paraguay), Piñera
(Chile), Bush padre e hijo (EE UU).
Potencian
el Neoliberalismo los premios Nobel de Economía (solo dos son originarios de
países en desarrollo: Arthur Lewis y Amartya Sen), el Foro de Davos, los MBAs…
El desmoronamiento del imperio soviético (con exmiembros de los servicios
secretos reconvertidos en millonarios), los tigres asiáticos, la burocracia de
los negocios (FMI, OCDE, etc), los “think tanks” (como Rand Corporation), los
medios de comunicación internacionales, el G8 y el G20… todos colaboran en la
mundialización neoliberal.
Corm
se ocupa también de la “revolución lingüística” emprendida por la ideología
neoliberal. Cambio de vocabulario, vacío retórico, modelo estadounidense. Son
las razones de la fascinación.
Y
como es optimista, el autor quiere ver “razones del cambio” en el Foro Social Mundial,
ATTAC y otras organizaciones altermundialistas. Incluso “la olvidada
pertinencia de la doctrina social de la Iglesia Católica”, así como los valores
éticos en el pensamiento económico del Islam.
George
Crom apuesta por un “debilitamiento sostenible del poder mundializado”,
acompañado de la decadencia del poder de Estados Unidos y Europa: “Pasada la
euforia causada por la elección de Barack Obama a la presidencia de Estados
Unidos y las inmensas esperanzas que había suscitado en todas partes del mundo,
la fragilidad de la situación política y económica estadounidense vuelve a
aparecer a plena luz”.
El
historiador libanes nos propone despertar las conciencias contra la corrupción
y el despilfarro (que “corren parejos”).
Un
libro muy interesante. Recomiendo su lectura.
El
8 de noviembre estará en librerías mi nuevo libro: Del Capitalismo al Talentismo. Hasta entonces, elecciones en
Venezuela (próximo domingo), Congreso del Partido Comunista en China y
presidenciales en Estados Unidos (el primer martes de noviembre). No me digas
que no se está poniendo entretenido el “fin de ciclo” del capitalismo.
Mi
agradecimiento a líderes como mi buen amigo Joxe Mari, que sigue alegre y
combativo en su nueva etapa profesional como Director General de EGIBIDE (integración de Jesús Obrero y Diocesanas, 7.000 alumnos).