Golpe de Efecto


Ayer domingo fui a ver con mi amigo Miguel Ángel, en versión original subtitulada, la última película protagonizada (que no dirigida) por Clint Eastwood, Golpe de Efecto (Trouble with the curve). La historia de uno de los mejores scouts (ojeadores, cazatalentos) del mundo del beisbol, que se está quedando sin vista; tiene una hija, una prestigiosa abogada llamada Mickey (la encantadora Amy Adams), con la que ha convivido poco tiempo, y aparece un antiguo jugador (Justin Timberlake, que es un actor estupendo) que también tiene intereses sobre una gran promesa de este deporte.
Debut en la dirección de Robert Lorenz, ayudante de Clint Eastwood, para quien trabajó en Los puentes de Madison, Mystic river y Million dollar baby (este director conoce muy bien al veterano Eastwood y le saca el mejor partido). Guión, también primerizo, de Randy Brown. El tráiler, en www.youtube.com/watch?v=SdiwK6rHuIo
 Mis tres frases favoritas de la película: Cuando a Gus Lovel (Eastwood) le ofrecen jubilarle, dice: “Estar confortable está sobrevalorado”. Cuando le observan sus amigos, exclama: “¿Qué miráis? No soy una stripper”. Y cuando en un bar un borrachuzo trata de acosar a su hija, le amenaza: “Vete de aquí antes de que me dé un ataque al corazón tratando de matarte”.
El final es magnífico. Toda una metáfora del talento (para identificarlo), del mérito, de la globalización. Espero que sea una de las pelis de las navidades.
Miguel Ángel me ha abierto los ojos en el paralelismo entre Golpe de efecto y el nuevo libro de Daniel Pink, To Sell is Human. The surprising truth about moving others (Vender es humano. La soprendente verdad sobre cómo movilizar a los demás), que estará a la venta el próximo 31 de diciembre.
Uno de cada nueve estadounidenses que trabaja, declara que lo hace como comercial. Y los otros ocho, como dice Dan, también lo hacen aunque no lo digan. Todos estamos en el mundo de las ventas. Las buenas noticias son que la venta ya no es lo que era.
El mundo comercial estaba basado en la asimetría de la información (el vendedor la tenía; el comprador, no). Pero ya no. En lugar de ser agresiv@, el nuevo ABC es Attunement (Ajuste, sintonización), Buyoyancy (Flotabilidad, optimismo) y Clarity (Claridad, lucidez). Y por ello las tres capacidades clave son Pitch (Arrojar, asentar; la iniciativa), Improvise (Improvisar; la naturalidad, la autoconfianza) y Serve (Servir; la orientación a los demás, el altruismo, la generosidad).
Iniciativa, autoconfianza y generosidad que muestran los tres protagonistas de la película Golpe de efecto: el ojeador, su hija y la pareja de ésta.
Daniel Pink es una de los mayores pensadores de nuestro tiempo. He disfrutado mucho tanto leyendo y estudiando sus libros (Una nueva mente, Johnny Bunko, La sorprendente verdad sobre qué nos motiva) como charlando con él. Y le estoy muy agradecido porque de mi último libro, Del Capitalismo al Talentismo, haya escrito “Juan Carlos Cubeiro, una de las grandes mentes del management, ha escrito un texto fascinante sobre el futuro de los negocios. Del Capitalismo al Talentismo es un libro lleno de sabiduría que debería estar en la lista de lecturas de todo directivo o profesional”.
“Golpe de efecto es veterana en su forma clásica, en su fondo y en Clint Eastwood en una de las mejores interpretaciones de su carrera” (Fausto Fernández, en la crítica de Fotogramas).

Miguel Ángel me ha regalado también el libro ¡Viva la diferencia! (y el complemento también), de Pilar Sordo: www.conozcase.260mb.com/Pilar%20Sordo%20Viva%20la%20diferencia.pdf
En el capítulo III, las diferencias psicológicas entre hombres y mujeres.
1. El motor que nos lleva a actuar. “El motor que mueve a las mujeres y a lo femenino está principalmente en su vida afectiva. Su trabajo consiste sobre todo en tratar de mantener sus relaciones afectivas en buen estado, esto quiere decir que una mujer está bien en la medida en que la gente que ella quiere está bien con ella. En cambio, lo masculino se encuentra bien en la medida en que logra los objetivos y las metas que se propone. Esto plantea que lo masculino estaría determinado mayoritariamente por el logro de las metas y por el logro de una u otra forma de los objetivos que se ha ido proponiendo a lo largo de la vida.”

2. Lo femenino valora más el proceso; lo masculino, los objetivos. “La diferencia entre los motores genera una segunda divergencia que no es menos importante y que define gran parte de las problemáticas que tenemos hombres y mujeres en nuestras discusiones cotidianas. Se trata de que la mujer valora mucho más los procesos que los objetivos de las cosas y los hombres, en cambio, valoran más los objetivos y no toman tanto en cuenta o no consideran tan relevantes los procesos emocionales.”

  3. Lo masculino separa, ordena. Lo femenino reúne, junta. “Esta dificultad de las mujeres para poder separar las cosas y esta facilidad que de una u otra manera tienen los hombres para funcionar en compartimentos también se refleja en el aspecto comunicacional, al interior de las relaciones de pareja.”

4. Lo masculino: monofocal. Lo femenino: multifocal. “Se ha descubierto que los hombres tienen la capacidad de concentrarse con mayor facilidad en una sola cosa; en cambio, las mujeres tenemos lo que se entiende como una capacidad multifocal a nivel neurológico.”

  5. Lo femenino resuelve los conflictos hablando; lo masculino, en silencio.

  6. La rabia de los hombres y la tristeza de las mujeres. “Lo femenino está entrenado para entristecerse por todo y lo masculino está entrenado para enrabiarse por todo.”

  7. Los tiempos personales marcan otra importante diferencia. “A las mujeres nos cuesta mucho darnos tiempo para nosotras mismas, sin que esto venga acompañado de un factor culposo, el que a su vez y de alguna manera tienda a dañar nuestro grado de satisfacción en el proceso vivido. En cambio para los hombres es muy fácil ejercer tiempos personales y para ellos darse esos tiempos está incorporado incluso culturalmente como un derecho básico.”
  
  8. Hombres y mujeres juegan en forma diferente. “En general las mujeres dejamos de jugar a muy corta edad, esto quiere decir que si una niñita de cinco o seis años juega o está jugando a las muñecas ya no está jugando a las muñecas, pues han de saber que esa muñeca ya no es una muñeca: es Florencia, es Andrea, es Catalina; tiene nombre y de alguna manera ese juego puede experimentarse como una obligación o como una tarea de aprendizaje, ya que si a esa niñita se le daña o se le cae esa guagua, va a sufrir como si fuera una hija, y eso deja por supuesto de ser una conducta de juego.” “Los hombres, en cambio, nunca dejan de jugar; se dice que «ellos cambian los autos chicos de cuando son niños por los autos grandes cuando son adultos».”

  9. Externalizar e internalizar la felicidad.

  Pilar Sordo trata “el privilegio del ver masculino y el privilegio del sentir femenino”: “Biólogos, estudiosos de la forma de adquisición de la información y especialistas en programación neurolingüística coinciden en responder a esta cuestión aludiendo al hecho de que pareciera ser que las mujeres, por no tener acceso visual a su genitalidad u otros funcionamientos corporales, internalizan los procesos como "procesos (de) sentidos"; por ejemplo, la mujer cuando va al baño, no ve cuando orina, ella sólo escucha y siente que orina. Cuando la mujer da pecho tampoco ve con exactitud lo que está pasando con su leche, sólo puede estar segura de que la guagua está tomando cuando siente que succiona. La excitación sexual de la mujer no proporciona reportes visuales, no hay nada evidente a través de lo cual pueda graficar en términos simples que está ocurriendo un proceso de excitación sexual; de lo que sí se puede dar cuenta, en primera instancia al menos, es de que siente unas ciertas "cosquillitas" en su cuerpo y esto suele traducirse como equivalente a una excitación. Algo muy parecido ocurre con la respuesta orgásmica. Las mujeres nos hemos puesto de acuerdo de manera bastante cómica en que todas experimentamos un mismo tipo de orgasmo, cuando objetivamente la sensación orgásmica es algo absolutamente subjetivo, cuya evaluación depende de la historia de cada mujer, porque no existe ningún dato —como sí ocurre con los hombres— visual que le indique que está experimentando un orgasmo. Todos estos procesos afectivos o emocionales que se resuelven más bien por medio del escuchar y sentir, generarían, a su vez, el que la programación y el acceso a la información en la mujer sea a través del oído y de las sensaciones auditivas, táctiles y olfativas.
Todo lo escrito en el párrafo anterior explicaría el que las mujeres tengamos más y mejor desarrollada nuestra capacidad intuitiva, ya que nuestras sensaciones o nuestra forma de conocer el mundo se realiza principalmente a través de sensaciones.”

Mi agradecimiento a Miguel Ángel, al equipo de Golpe de Efecto, a Daniel y a Pilar. Nos adentran en un mundo fascinante.