Ayer tuve el privilegio de participar en el programa del Aula de Cultura
de la Obra Social Caja Mediterráneo presentando Del Capitalismo al Talentismo. Una iniciativa de mi buen amigo
Carlos Vicente Caballero, fundador y socio director de Motivia, recibida con
agrado por Antonio Rubira, responsable de la Obra Social en Murcia.
Tras llegar a Murcia en tren, disfruté de un exquisito almuerzo con
Antonio y Carlos en La Buchara (que
es como se dice “la cuchara” en Panocho). Gracias, Juan Mi, por hacernos
saborear las alegrías de la vida con platos suculentos de la gastronomía
murciana.
Después tuve la oportunidad de conocer a Diego Marín, el decano de los
libreros de España, y a su hija. Toda una institución entre los héroes (no cabe
otra palabra) que se encargan con enorme vocación de suministrarnos cultura en
forma de textos.
A las 8 pm, la presentación del libro en el Salón de Actos de la Obra
Social. Ha venido muchísima gente (y, por encima de la cantidad, que siempre se
agradece, la calidad humana de los asistentes). Oportunidad de ver a viejos
amigos, de conocer personas muy interesantes (Alejandro, Enrique, etc), de que
Ángel López haya venido con sus alumn@s (te lo agradezco mucho, Ángel), de que
hayan asistido los padres, hermano y esposa de Carlos, la esposa de Antonio,
Rafael Fuentes (El Pozo), el concejal
de empleo del ayuntamiento, José María Tortosa… Durante unas dos horas, he
estado hablado de que “ya no estamos en crisis” (la crisis se cura con
aprendizaje, con desarrollo del talento), de las características de esta nueva
era en la que el talento es más escaso que el capital (una era conceptual,
conductual y en la que la generosidad es la cualidad diferencial), del talento
como inteligencia triunfante, como poner en valor lo que sabemos, podemos y
queremos hacer, como capacidad por compromiso en el contexto adecuado, con las
4 D (Disfrute, Diversidad, Dedicación y Dominio a partir de las 10.000 horas de
“práctica deliberada”), de las seis claves para triunfar en el Talentismo
(empleabilidad, educación, proyecto, equipo, contexto y felicidad). Me ha
sorprendido muy gratamente la gran cantidad de preguntas que ha hecho el
público, sobre la corrupción y la clase política, sobre los emprendedores,
sobre el nuevo modelo (si el cambio será disruptivo o no), etc.
Un honor abrir el mes de febrero en el Aula Cultura de la Obra Social de
Caja Mediterráneo en Murcia. Este mes los murcianos podrán disfrutar en ese
Aula de la Campaña 2013 de Manos Unidas (“No
hay justicia sin igualdad”) el viernes 8; de las proyecciones de La Valquiria de Wagner el martes 12 y de
La traviata de Verdi el martes 26; de
la Cumbre Flamenca el miércoles 13;
de la obra de teatro Amor electrónico el
jueves 14; del ciclo de conferencias “Fotografía Nómada” con Bernard Plossu el
viernes 15; de La aventura de viajar con
Antxón Arza el martes 19; de la conferencia de la historiadora del arte Nekane Aramburu sobre la gestión
independiente en el arte contemporáneo el miércoles 20; de la celebración de
los 400 años de relaciones entre España y
Japón con la conferencia del hispanista Norio Shimizu el miércoles 27 y
de la conferencia y recital del gran Amancio Prada dentro del ciclo Los poetas de mi vida el jueves 28. Si
un servidor viviera en Murcia, me pasaría la vida en el Aula Cultura. ¡Qué
riqueza de aportaciones! Enhorabuena, Antonio, Alejandro y todo el equipo.
Y después, cenita en el Hispano con Carlos y Enrique (un gran talento con
una vida fascinante), que están al frente de Motivia. Impresionante, desde el sashimi de un atún único en el
mundo hasta el carrousel de postres (tartas de limón, chocolate, flan casero),
regados con un vino de la tierra exquisito. Gracias, Enrique, Carlos, por la
velada. Por la apuesta por el desarrollo, por las emprendedoras y los
emprendedores, por el coaching educativo, es excelente. Tengo ganas de leer el
libro de Enrique sobre Coaching Educativo
a finales de este 2013.
En el diario La Opinión de
Murcia, la entrevista que ayer me realizara Marga Jiménez-Fontes es artículo de
portada: “Un jefe tóxico reduce más la esperanza de vida que el tabaco”. Así
es: un jefe mentiroso, falso, iracundo, agorero, reduce la esperanza de vida 10
años y el tabaco 5 años. Marga me pregunta en esa entrevista (www.laopiniondemurcia.es/)
por las características del talentismo, por cómo definir el talento, por si el
talento nace o se hace, por si en España tenemos buenos líderes (creo que sí,
que los tenemos; sin embargo, son un oasis en un desierto de escasa calidad
directiva), por si se puede llegar a ser un buen jefe sin crearse enemigos, por
los jefes tóxicos y por el papel de la suerte en el éxito. Gracias, Marga, por
una entrevista incisiva.
Me ha gustado también, en El Mundo, la entrevista al músico y compositor
Augusto Algueró Jr, hijo de Carmen Sevilla (él fue mi compañero de pupitre en
el British, cuando teníamos 5-6 años; su madre vive en el mismo edificio que la
Dra. Leonor Gallardo, coautora de nuestros libros de deporte) y al genial El Brujo: “Mi tesorero investiga a mi
extesorero”.
En el tren de vuelta (se espera que el AVE llegue a Murcia en 2014; de
momento, 4 horas y 40 minutos entre la ciudad y Madrid con el Altaria), he
estado leyendo Sobre la educación en un
mundo líquido, del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, premio Príncipe de
Asturias de Comunicación y Humanidades 2010. Se trata de un diálogo (profundo,
humanista) con Ricardo Mazzeo a propósito de la globalización (que en unos crea
“mixofobia”, temor a mezclarse, y en otros mixofilia, “la alegría de sentirse
en un entorno distinto y estimulante”), la cultura como revolución permanente
(“la cultura es un cuchillo clavado en el interior del futuro”, Santayana), las
maneras de ser feliz (“En verdad os digo que hay maneras de ser feliz que son
simplemente odiosas”, José Saramago), las “cadenas esquismogenéticas” de
Bateson (en dos niveles: las partes en conflicto asumen una posición de
superioridad sobre la otra y refuerzan recíprocamente el modelo del otro) y su
teoría de los tres niveles de información (transferencia de información para ser
memorizada, “deuteroaprendizaje”: el domino de un marco cognitivo y el tercer
nivel: enseñar aptitudes –y actitudes, me permito añadir- que ayuden a
desmembrar el marco cognitivo imperante y volverlo a organizar), el paso de la
cerrazón mental a la revolución permanente (la paideia como educación durante toda la vida, porque “la elección ha
devenido un destino”, Alberto Melucci), “si se quiere cambiar el mundo, primero
se necesita saber qué música está dispuesta a entonar la gente” (Vaclav Havel).
Tratan de la depravación como estrategia más inteligente para el desposeimiento
(“en las sociedades opulentas el trabajo del maestro se desvaloriza con
frecuencia, porque en los países más ricos esta inversión, que es a largo
plazo, en los propios hijos, requeriría una participación activa que los
padres, demasiado ocupados y demasiado atrapados en la trampa del consumo, no
están dispuestos a hacer”), de la “cultura de casino” (George Steiner), de la
escolarización universal como sueño posible (“el talento, la penetración, la
capacidad de inventar, el sentido de la aventura –todas esas piedras sin tallar
que esperan ser pulidas y convertidas en diamantes, algo que harán los maestros
talentosos, penetrantes, imaginativos y aventureros que se encuentran en el
interior de nuestros edificios universitarios- están repartidos en la especie
humana de forma más o menos equitativa”), de los jóvenes (“Cada vez más vistos
como otra carga social, los jóvenes ya han sido excluidos del discurso que
aboga por la promesa de un mundo mejor”, Henry A. Giroux, La juventud en la era de la desechabilidad), la empatía como fuente
para la creatividad (la “fusión de horizontes” de Gadamer), las minorías como
un “problema político” (“la “normalidad” es un sustantivo ideológicamente
procesado para designar a la mayoría”), la indignación como enjambre, los
“campos minados” (“las revoluciones no son el producto básico de la
desigualdad, pero los campos minados sí que lo son”; “la cuestión es si las
alegrías de la convivencia son capaces de reemplazar la persecución de
riquezas, el placer de los bienes abastecidos por el mercado y la necesidad de
aventajar siempre a los demás, además de la idea de un crecimiento económico
infinito”), la magdalena de Proust y el consumismo (las dulce promesa de que
las memorias de la infancia estarán disponibles “a demanda” y ya no será
necesario ir En busca del tiempo perdido),
la chispa y el combustible (“La gente ha tomado las calles. Y las plazas
públicas”, desde Praga en 1989 a la “primavera árabe”; es “La sobrecogedora,
intoxicante, experiencia del compañerismo. Quizá también, quién sabe, de la
solidaridad”) y lo glocal (“las distancias geográficas ya no tienen
importancia”; “Glocalización” es el nombre que se ha dado a una cohabitación
marital que se ha visto obligada a negociar un modus covivendi soportable”, una relación de amor-odio que combina la
atracción y la repulsión).
A sus 87 años, Bauman lleva una década luchando contra la “modernidad
líquida” (una sociedad de consumidores individualizada y sin regulaciones,
formada en un escenario crecientemente globalizado) y tenemos que
agradecérselo. Pasamos, gracias a intelectuales como él, del capitalismo
tecnonihilista (así lo llama su discípulo Mauro
Magatti) al talentismo. “La escuela es el lugar desde el que deberíamos
empezar de nuevo” (Zygmunt Bauman). Y no olvidemos que “viajar con ilusión es
mejor que llegar” (Robert Louis Stevenson). En apenas 151 páginas, este diálogo
(de tod@s nosotr@s) con Bauman a través de Ricardo Mazzeo es tan grato y
sorprendente como apasionante.
Me llevo de Murcia recuerdos con personas maravillosas, diálogos
deliciosos, un gran ejemplo de calidad de vida y descubrimientos como el de
Alfonso Ortega Carmona, Doctor Honoris Causa por la Universidad de Murcia,
nacido en Águilas en 1928; filósofo, filólogo y maestro de Oratoria, profesor
en Salamanca y Friburgo. Me he pedido su libro Retórica en la página web de Diego Marín (www.diegomarin.com). Gracias, Antonio, por
regalarme generosamente este hallazgo.