La Venezuela en la que se puede confiar



Todo país es una mezcla de buenas y malas noticias. Venezuela no es, por supuesto, una excepción. De hecho, este maravilloso país se trata de un caso extremo, polarizado, de grandes y terribles noticias.
Aunque no se debe hacer así (en el coaching se enseña que debemos comenzar con las fortalezas para después analizar y aprovechar las oportunidades de mejora), podemos poner algunos datos sobre la mesa. En Venezuela, la cesta de la compra ha aumentado un 75% en el último año. La producción industrial ha caído un 40% y se sitúa en el nivel de 1973. La inflación, que las empresas estimaban este 2013 en un 28%, alcanzará un 42%, por lo que, como la subida salarial está ligada al IPC, los empleadores se las van a componer para pagar más (entre otras cosas, reduciendo la formación y el desarrollo, por lo que hipotecan en cierta medida su futuro). Y ayer, en la cárcel de Maracaibo, un motín acabó con la vida de 16 reclusos y funcionarios en un tiroteo de 17 horas.
Sin embargo, la acogida que estoy viviendo estos días no puede ser más satisfactoria. Ayer tuve el privilegio de almorzar con Rafael Dudamel, seleccionador de la Venezolana (la “vinotinto”) sub 17, que va a disputar próximamente la Copa del Mundo por primera vez. Rafael es un coach excelente; inteligente, cabal y con las ideas muy claras. Este es un reportaje reciente sobre él:
Rafael Dudamel es uno de los históricos jugadores de la selección venezolana. Líder nato, de enorme personalidad y gran pegada para un arquero, fue integrante de una generación que cambió la mentalidad de los futbolistas de la Vinotintoy puso al equipo nacional a la altura de la competencia internacional. En la actualidad, a los 40 años, es el técnico del combinado Sub-17 que consiguió, por primera vez en su historia, la clasificación a una Copa Mundial de la FIFA de la categoría.
“Nuestro principal objetivo fue darle a nuestro futbolistas una preparación acorde al nivel competitivo. Mejorar las estructuras y dotar a los jugadores de todas las herramientas para que progresen en el triunfo” cuenta a FIFA.com el exportero, quien vistió la casaca nacional en 54 oportunidades.
Para Dudamel, la clave del notable avance del fútbol de su país estuvo en la preparación atlética de los futbolistas. “El fútbol ha crecido como producto. La inversión de empresas permitió recursos a la Federación Venezolana para formar futbolistas con elementos que se requieren para capacitar atletas a nivel competitivo. El crecimiento físico fue fundamental. El talento lo hemos tenido siempre, pero hemos mejorado en la preparación física y eso nos permitió empezar a trabajar con mentalidad competitiva”, señala.
En esa tónica, el seleccionador encaró la previa al Sudamericano Sub-17 de Argentina, en el que Venezuela alcanzó la segunda colocación, la mejor en un torneo oficial para una selección de su país. Para llegar a ese resultado, Dudamel asegura que “somos privilegiados como cuerpo técnico, porque pudimos potenciar los tres aspectos más importantes, el psicológico, el táctico y el futbolístico. Se trabajó con la suficiente anticipación, observamos calidad y cantidad de futbolistas para el Sudamericano. No es suficiente el talento individual, lo importante es la formación de un grupo, y eso es lo que logramos”.
Jugar para ganar
El cambio en la mentalidad, fue uno de los principales trabajos realizados con los juveniles venezolanos. Dudamel señala que “les enseñamos a jugar para ganar. Eso les da la mayor responsabilidad y tienen que saber que cada vez que nos colocamos la camiseta para salir a la cancha, nuestra Vinotinto está por encima de todo. Les inculcamos jugar por el país, para el país. Han entendido lo que es jugar para ganar. Ese fue el gran cambio del futbolista venezolano”.
La actuación en el torneo continental, dejó la vara muy elevada para los juveniles venezolanos de cara a la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA Emiratos Arabes Unidos 2013.“Alcanzamos un nivel muy alto que nos llevó a ser vicecampeones. Las expectativas son muy grandes, hay que ver cómo evolucionan los jugadores. Pero lo obtenido hasta aquí nos hace sentir con el nivel suficiente como para alcanzar la Copa del Mundo”, expresa.
Dudamel jugó en clubes de Venezuela, Colombia, Argentina y Sudáfrica. Su vasta experiencia, que considera “fundamental para transmitir los valores que debe tener un atleta”, le permitió volcar en su labor metodologías, tácticas y sistemas distintos a los que él mismo se formó. “He trabajado con diferentes entrenadores en diversos países y eso me dio la posibilidad de aprender y tener otra visión de la preparación y del juego”, manifesta el exguardavallas, que participó de lasEliminatorias para las Copas Mundiales de la FIFA Francia 1998, Corea/Japón 2002 y Alemania 2006. En las dos últimas, Venezuela dejó por primera vez en su historia el fondo de la tabla, un hito para el balompié nacional.
El exgolero también se destacó por su notable pegada, la quele permitó anotar 25 tantos en su carrera, incluido uno con la Vinotinto de tiro libre a Argentina en el clasificatorio a Francia 1998. Para el futuro, sueña con algún día dirigir a la absoluta.“Estar dentro de la selección nos da la satisfacción de seguir aprendiendo. Siento admiración y un respeto muy grande por el profesor César Farías, todos juntos estamos en este proceso de crecimiento. Dios me permita en un futuro estar en la mayor, pero hoy están los que tienen que estar”.
Carismático, ganador y muy laborioso, Rafael Dudamel sueña en grande y disfruta, como entrenador, de lo que no pudo lograr como futbolista: haber clasificado a una Copa Mundial de la FIFA”
Además de con Rafael Dudamel, parte de su equipo y de la Federación Venezolana de Fútbol, en un mismo día he podido estar con profesionales muy preparados y comprometidos de Grupo Polar (una de las empresas más admiradas del país), IBM, Movistar o Sodexo, y ser entrevistado por Gladys Rodríguez, un “ancla” de la radio venezolana, que se interesó mucho por el liderazgo, talento y coaching.
Mi agradecimiento a tod@s ell@s, que son la médula espinal de la Venezuela en la que se puede confiar.