Tres verdades (científicas) sobre la Motivación, el Optimismo y la Felicidad


Esta tarde he estado con el equipo de dirección de General Electric Healthcare, liderado por su Director General, Antonio Pérez, para hablar de Motivación, Optimismo y Felicidad.
Me he centrado a lo largo de una hora en tres verdades científicas que son esenciales para el talento, el liderazgo y su desarrollo en esta supuesta crisis, que no es tal sino un cambio de época (es el paso del Capitalismo al Talentismo):
- Nadie motiva a nadie. La motivación extrínseca (“el palo y la zanahoria”, la amenaza con un castigo o la promesa de un premio) no funciona, como ha demostrado Daniel Pink (“La sorprendente verdad sobre qué nos motiva”). Hay hasta siete motivos por los que el palo y la zanahoria son argumentos nada útiles. Lo que funciona es la motivación intrínseca: la autonomía, la maestría y el propósito. Como líderes “motivadores” hemos de fomentar la delegación efectiva, el aprendizaje y la visión compartida.
- El optimismo responsable se aprende, como ha demostrado Martin Seligman. Las personas optimistas viven 12 años más que los pesimistas. El optimismo inteligente, científicamente hablando, es un estilo explicativo de la realidad, de lo que sale bien y podría salir mejor en el pasado, en el presente y en el futuro.
- La felicidad no se busca, sino que se construye (Sonja Lyubomirsky). Un 10% es debida a circunstancias externas (salud, dinero, amor), un 50% es referencial (la familia, los primeros años) y el 40% decisivo es voluntario (es decisivo porque puede modificar el 50% de base). Se trata de perseguir deliberadamente actividades como ser agradecid@, optimista y fluir, mantener la serenidad (no darle demasiadas vueltas a las cosas, perdonar, ser resiliente), fortalecer los vínculos (amabilidad, relaciones sociales y saborear las alegrías de la vida) y actualizarse (practicar los valores, ir en pos de objetivos, hacer ejercicio físico y mental).
Ha sido un placer compartir con la buena gente de General Electric Healthcare esta tarde en la Escuela de Karts de Carlos Sáinz. Mi gratitud hacia ell@s, hacia mis compañeros Araceli y Jaime, con quienes he compartido un importante aprendizaje esta mañana, y Natalie y Luis por el almuerzo, tan artístico.