Más allá de estar alegre, se trata de ser alegre


EBS Challenge 2014, hoy entre Jordania e Israel. Salida en autocar a las 6 de la mañana, viaje hasta la frontera con Israel (más de cuatro horas, con una parada técnica a mitad de camino), todo el trámite fronterizo y llegada al Mar Muerto para hacer una prueba allí sobre las 13,15 h. Actividad, almuerzo y salida hacia Jerusalén. Allí hemos tenido el inmenso privilegio de visitar el Santo Sepulcro a las 5 pm con los padres franciscanos, que han cantado el Te Deum. Algo inolvidable. Y breve visita por la ciudad, antes de cenar en Notre Dame con vistas a Jerusalén.
Tras practicar y reflexionar sobre los valores de la Libertad, la Belleza, la Sencillez y la Fortaleza, hoy hemos hecho lo propio con la Alegría. Hemos hablado de la Alegría como emoción (desde que Charles Darwin la incluyera en su obra “La expresión de las emociones en los animales y en el hombre), de la elección consciente de la alegría, de la dicha, frente al victimismo y la tristeza, y por tanto de “ser” alegres por decisión propia y no “estar alegres” o no en función de las circunstancias. Me he permitido incluir la conocida cita de Albert Einstein: “Hay dos maneras de vivir la vida. Una como si nada es un milagro y otra como si todo es un milagro”. De nosotr@s depende.
Hemos hablado del lazo de la Alegría con el Optimismo (las personas optimistas, ya sabes, viven 12 años más que los pesimistas), siguiendo a Martin Seligman, y con la Felicidad, siguiendo a Sonja Lyubomirsky. La Felicidad no se busca, se construye; y la logramos a través de 12 actividades deliberadas, desde la Gratitud, el Optimismo y la Fluidez, la Amabilidad, las Relaciones sociales y saborear las alegrías de la vida, perdonar, no darle demasiadas vueltas a las cosas y ser resiliente, practicar tus valores, el ejercicio físico y mental y tus objetivos.
Hemos conectado la Alegría con los valores anteriormente mencionados: la Libertad, la Sencillez, la Fortaleza. En cada una de ellas, su relación con la alegría es de causa y de efecto simultáneamente, en círculos virtuosos (para la persona alegre) o viciosos (para la tristona).
Tú decides: ser una persona que se caracteriza por la alegría o por la lástima. La proporción muy probablemente será paretiana: 20/80.
Mi gratitud hacia quienes practican habitualmente la alegría como un valor.