Domingo entre La Coruña (final del Torneo de
Fútbol Femenino en Orzán) y Madrid (caravana de operación regreso). Una semana
de maravilla, entre Asturias con mis compañer@s y Galicia, volviendo a ver a
grandes amigos como Mar y Enrique y disfrutando del equipo de AR10.
He estado leyendo un estupendo artículo de
Ignacio Camacho, titulado ‘Guerras de Marca Blanca’: http://lector.kioskoymas.com/epaper/viewer.aspx
Muy recomendable.
Ignacio, uno de los mejores periodistas de
nuestro país, comienza el mismo de esta forma: “SUELE decir Javier
Solana, el ex jefe de la OTAN que mandó bombardear Serbia, que la de Irán e
Irak fue la última guerra entre estados. La última guerra convencional —la de
Gaza no cuenta porque Palestina no es técnicamente un Estado— librada a la
antigua: dos naciones enfrentadas por cuestiones territoriales, con declaración
formal de hostilidad mutua y dos ejércitos uniformados de manera distinta
matándose de modo más o menos organizado. Desde entonces los conflictos bélicos
responden a una lógica posmoderna, confusa y mixtificada: confrontaciones
civiles, étnicas, religiosas, a menudo todo a la vez, mezcladas con terrorismo,
masacres de población indefensa, intervenciones multinacionales en zonas
críticas o invasiones internas dentro de un mismo país fracturado. A efectos de
matar y morir es lo mismo pero en el plano político se producen enredos en los
que los grandes agentes internacionales, sean potencias u organismos,
encuentran mucho más difícil la localización de sus propias razones y los fundamentos
jurídicos para una toma de postura. Dicho en román paladino: a falta de un
criterio para discernir entre buenos y malos tienen más dificultades para
diferenciar entre amigos y enemigos, entre propios y extraños. Antes al menos
se sabía quiénes eran los aliados.”
Recomendación para
los nuevos tiempos: “De esas dudas más políticas que morales se aprovechan
siempre los más decididos. La Historia enseña que la ventaja es de quien golpea
primero, y la reciente extensión del pensamiento pacifista en la opinión
pública occidental añade la lección de que con frecuencia la agresión sale
gratis. Hechos consumados. El agresor irrumpe liquidando gente a mansalva y al
cabo de unos meses de mucho debate lo peor que le puede suceder es que el mundo
libre decida oponer una leve y muy restringida actuación para proteger a los
supervivientes, en la hipótesis de que exista un acuerdo sobre quiénes son los
damnificados. La segunda guerra del Golfo marcó el punto de inflexión en el
absentismo norteamericano y sin la fuerza militar de Estados Unidos no hay
coacción seria que impida soltar la mano armada. Bien lo entendió Assad en
Siria —ciertamente allí, entre asesinos de diversa índole, resultaba complicado
elegir bando— y con más determinación aún lo ha interpretado en Irak el salvaje
yihadismo cortacabezas islámico.”
Y concluye
Ignacio Camacho: “Algo parecido ha debido colegir Putin en Ucrania, donde para
salvar las apariencias ha enviado un ejército sin insignias a combatir en otra
guerra de marca blanca. Al cabo de 2.600 muertos parece que la OTAN se ha dado
cuenta de que allí pasa algo extraño, que llueven bombas y balas, y le ha
ofrecido un paraguas a los ucranianos. La impunidad se va a acabar, ha dicho
Obama, harto de abusos, vestido con elegante traje claro. Cualquier día de éstos
se cabrea la UE, castiga sin postre a Putin y le prohíbe a sus amigos
millonetis atracar sus yates en Marbella o en Montecarlo.”
Efectivamente,
en el Talentismo se libran en cada contienda dos batallas en paralelo: la
mediática (donde no conviene aparecer masacrando, que queda mal ante la opinión
pública) y la real (tan cruenta como de costumbre). La primera temporada de ‘House
of cards’ es primorosa en ese sentido.
Para cada un@ de
nosotr@s, se trata no de ser marcas blancas, sino Marcas Profesionales (como
ejemplo, Sir Ken Robinson, entrevistado en su día por Lluis Amiguet en La
Contra de La Vanguardia: “La creatividad se aprende igual que se aprende a leer”,
www.lavanguardia.com/lacontra/20101103/54063818455/la-creatividad-se-aprende-igual-que-se-aprende-a-leer.html).
La Marca es una “promesa
de valor”. Y si no se tiene un pre-juicio (idealmente, muy positivo) sobre ti,
es que no vales demasiado (como talento es “poner en valor…” es que no tienes
demasiado talento). Así son las cosas. Se trata de ser sobresaliente (fuera del
montón), relevante y diferente (único), como diría Irene Martínez, autora de un
espléndido libro sobre el particular.
Esta temporada
2014-2015 va a ser “el tiempo de las Marcas”. Deja huella o serás irrelevante. Impacta
o serás llevado por la marea. Marca… la diferencia.