Aaron Sorkin, el centro electoral y las 7 recetas de Daniel Lacalle para acabar con el desempleo


Esta mañana dominical he estado viendo en Yomvi el ‘Creadores prodigiosos’ sobre Aaron Sorkin (espléndido guión de Marijo Larrañaga y realización de Marta Bedoya y Enrique Garrido). Aaron Sorkin es el principal “show runner” (creador de series) sobre el poder. Nacido el 9 de junio de 1961 en Scorsdale, un suburbio de Nueva York, desde el instituto se involucró en el teatro. Licenciado en bellas artes (rama teatro) por la Universidad de Syracusa, trató de ser actor hasta que se dio cuenta de que su pasión, su disfrute, su verdadera vocación, era ser dramaturgo. Su primera obra, ‘Removiendo cualquier duda’, no fue un éxito, pero la segunda, ‘Escondido en esta foto’, fue estrenada en 1988. Al año siguiente recibió un premio por la versión teatral de ‘Algunos Hombres Buenos’ (la idea de surgió de una conversación con Deborah, su hermana, que es jurista de la marina). Suyos son los guiones de ‘Algunos hombres buenos’ (1992), la versión final de ‘La lista de Schindler’ (1993), ‘Malicia’ (1993), ‘El presidente y Miss Wade’ (1995), ‘La Roca’ (1996) o ‘Enemigo público’ (1998). Ya en televisión, es el creador de ‘Sports Night’ (45 episodios, 1998-2000), ‘El ala oeste de la Casa Blanca’ (88 episodios, 1999-2003), ‘Studio 60’ (22 episodios, 2006-2007) y ‘The Newsroom’ (25 episodios, 2012-2014). De nuevo en cine, ha escrito los guiones de ‘La guerra de Charlie Wilson’ (2007), ‘La red social’ (2010) ‘Moneyball’ (2011) y ‘Steve Jobs’.
         Aaron Sorkin es el rey del diálogo (rápido, profundo, chispeante) y le apasiona analizar la naturaleza del poder (su personaje favorito es Don Quijote). Es el William Shakespeare de nuestro tiempo. Su ‘Jobs’ se estrena el 1 de enero de 2016.
Atención a lo que nos vaya contando mi buen amigo Fran Carrillo en ‘El Confidencial’ sobre la campaña electoral del 20D: “En la cocina de la campaña” http://blogs.elconfidencial.com/espana/en-la-cocina-de-la-campana/2015-11-25/el-centro-como-virtud_1106189/#lpu68mMuFS1hm89S  El centro como virtud.
Por la tarde, tras el partido Canillas-Rayo de juveniles femenino (en el que han jugado mi hija Zoe y mi sobrina Carolina), he estado leyendo ‘Acabemos con el paro’ de Daniel Lacalle.
Nuestra economía es un 75% sector servicios, en un 15% industria, en un 4% agricultura y en un 6% construcción. Un modelo que ha desplazado trabajadores desde la agricultura (que era el 38% hace unas décadas) “hacia la construcción o el sector servicios sin el aumento de valor añadido y productividad” propio de países vecinos.
Como liberal, Lacalle considera que los sindicatos han pasado “de dar servicio a los trabajadores a ser clientes del Estado”. Las subvenciones son de 8’88 M € anuales; y además (datos de 2011) cobraron más de 3.000 M para “formación”. Lo nuestro no es capitalismo, según el autor, sino “mercantilismo” (un sistema estatista). De las 3’119 M de empresas en España (2013), 1’6 M son sin asalariados, casi 1 M con 1-2 asalariados y tan solo 4.188 con más de 200 empleados.
Para reducir el desempleo (siguiendo a David Anisi, a mí no me gusta llamarlo “paro”), Daniel Lacalle propone:
- Fomentar el autoempleo.
- Incentivar a las pymes. Según el Banco Mundial, las empresas españolas dedican el 58’6% de sus beneficios a pagar impuestos.
- Bajar cuotas a autónomos (que han aumentado un 20%).
- Reducir impuestos a empresas (en UK, no pagan cuotas sociales e impuestos hasta que llevan dos años siendo rentables).
- Cercenar de manera drástica las trabas burocráticas (“menos capataces y más facilitadores”).
- Reducir el IRPF para aumentar ahorro y consumo. El salario bruto del trabajador se reduce un 47’3% en impuestos.
- Cortar gasto público y superfluo. Entre 2004 y 2009, el gasto público aumentó un 48%; desde 2010, se ha reducido un 5%.
En nuestro país, la mayoría de la población desarrolla toda su carrera profesional a menos de 30 Km de donde nació, raramente cambia de trabajo más de 3 veces y el 70% de los universitarios aspira a un puesto en la administración pública, menos del 7% a crear su propio empleo o empresa. Daniel lo llama “una dinámica de resignación”.
¿Políticas activas de empleo? La UE gastó un 3’5% de su PIB (2008-2010) en “planes de estímulo” y destruyó 4’5 M de empleos. El SEPE solo contrata el 2% del empleo, la mitad que las Empresas de Trabajo Temporal. Subir salarios no protege, sino lo contrario. Los países nórdicos no tienen salario mínimo y con flexibilidad absoluta laboral. España gasta casi 40.000 M en políticas de empleo activas y pasivas, el 3’6% de su PIB. La protección es el 78% de las mismas. Si se redujera en esa proporción la carga fiscal (siempre según el autor) el desempleo se reduciría considerablemente.
Para Lacalle, el empleo público debe cumplir la vertebración del Estado, la seguridad y el cumplimiento de la ley. Y poco más. En nuestro “sector público hipertrofiado”, las bajas laborales en la Administración son un 50% más altas y los salarios un 36% mayores (datos del Banco de España). De 2008 a 2011, nuestro país creó 400.000 empleos públicos, y agravó la crisis. El gasto en empleo público en España es un 40% mayor que en Alemania y un 20% superior a la media de la UE.
Daniel Lacalle considera un modelo el de David Cameron (2011-2015): bajos impuestos, flexibilidad laboral absoluta, facilidad para crear empresas. Y alaba la reforma laboral de 2012, si bien “las reformas no abaratan el despido”. En definitiva, “la gran reforma laboral pendiente es aquella en la que los agentes sociales acepten perder sus privilegios y se centren en un proyecto de país”. Las horas trabajadas en España son 1.665 anuales (1.380 en Holanda y 1.388 en Alemania), el salario medio fue de 2.180 €/mes (los impuestos se llevan casi la mitad) y esos 26.162 € anuales, a la empresa le cuestan más de 34.000 €. Brutal.
Por si esto fuera poco, los impuestos aumentan en función del tamaño de las empresas, lo que desincentiva el crecimiento. Lacalle critica además la “titulitis” (la universidad como fábrica de parados) y la precariedad (los mercados más abiertos son los que tienen menor temporalidad), propone la “mochila austriaca” y la flexiseguridad (el verdadero modelo nórdico). Las peores soluciones, desde esta perspectiva, serían la renta básica y el complemento salarial garantizado.
Respecto a los emprendedores y empresarios, el autor aporta datos del Instituto de Empresa Familiar; hay 1’5 empresas familiares, el 77% cree que ha iniciado un proceso de profesionalización y el 53% considera conveniente que propiedad y gestión se separen.
Los robots no crean paro, imprimir dinero no crea empleo, la culpa no es de Alemania, las políticas de redistribución no reducen la pobreza. En palabras de DL, “el socialismo siempre fracasa”.
Un libro netamente liberal (“el liberalismo es la esencia de la democracia occidental”) que apela a Reagan, a Obama y a Cameron.
Finalmente, Lacalle lanza 20 recomendaciones a los desempleado. Diez, a jóvenes: no atiborrar de aire el CV, perseguir el trabajo, no hacer caso a tu madre (en que te “coloques”), equivocarte, trabajar mucho (ser una esponja), trabajar para que te sirva, el mundo es tu oportunidad (y no tu pueblo), no mentir sobre los idiomas, aprender del que te critica y no del que te halaga, no ser especial sino único. Y diez a veteranos: no desestimar la experiencia, no emprender en “lo que te gusta” sin información, escuchar a tu pareja y tus hijos, salir de tu zona de confort, buscar formación desde el empleo (no cursos), proponerte retos, pensar a lo grande, acudir a clientes o viejos contactos, no buscar negocios “fáciles” (sin riesgo) y cerrar el periódico (que ofrece malas noticias y anuncios de trabajo ya cubiertos).
El libro concluye con un diálogo entre Daniel Lacalle y Ramón Górriz (Secretario de Acción Sindical de CCOO) y un capítulo de soluciones para generar 2 M más de empresas y 5 M de empleos: Administración 2.0. (facilitadora, no entorpecedora), Transición a gran empresa (modelo de Corea del Sur: triplicar las de más de 10 M € y reducir pymes en pérdidas), Exportar como el mejor (en Alemania, bajos costes de energía, incentivos fiscales, deducción por I+D), Autoempleo y empresa familiar (“Si quieres sueldos de CEO, sé tu propio CEO”), Revolución fiscal, Educación (“España necesita una revolución educativa, para salir de la mentalidad de pesebre”), Mejor mercado laboral y menor precariedad (“si penalizamos ser joven nadie va a pagar las pensiones”), Productividad (“un Estado fuerte no es un Estado intervencionista”), Instituciones y reguladores independientes (“la corrupción es un problema moral”), Mucha más inversión financiera directa.
Un libro muy claro y didáctico sobre las propuestas liberales, avalado por la Ministra de Empleo y el presidente de la CEOE, que lo presentaron esta semana en la sede de la patronal. Efectivamente, puede ser, como dice Daniel Lacalle, que la fórmula del fracaso sea “esperar a que el Estado te solucione la vida”, que los agentes sociales se han convertido en clientelares… y también que si mejoráramos, además de la educación y las instituciones, la calidad directiva, el desempleo se reduciría drásticamente. Mi gratitud a Daniel, a Fátima Báñez, Juan Rosell, John Müller, Ramón Górriz, Marc Vidal (que repite en el elogio de contraportada aquella frase leonardesca de que “no estamos en una ápoca de cambios sino en un cambio de época”) y a nuestro común amigo Roger Domingo, que tantos libros de buenos economistas (de uno y otro signo ideológico) está publicando últimamente.