He
estado leyendo ‘Not Knowing’ (No saber), de Steven D`Souza y Diana Renner. Se
conocieron estudiando Liderazgo en la Escuela Kennedy de Harvard; ahora, Steven
es el director de la alianza FT/IE y Diana dirige el laboratorio Metta
Leadership en Melbourne.
La
propuesta de los autores se divide en tres partes:
I.
Los peligros del conocimiento. Sí, “el conocimiento es poder” (Francis Bacon).
Saber nos hace sentir seguros y valorados. Sin embargo, tendemos a considerar
nuestro conocimiento como una propiedad a mantener (Nassim Nicholas Taleb).
David Rock, el padre del NeuroLiderazgo, que amenazar nuestras certezas es para
el cerebro como un ataque físico. Michael Gazzaniga (Universidad de California)
llama “intérprete” a nuestra red neuronal en el hemisferio izquierdo que nos
impulsa a buscar sentido y orden en todo. Por ello, hemos de ser prudentes,
porque podemos estar “cegados por la confianza” (por ejemplo, el 94% de los
profesores universitarios se considera por encima de la media). La
especialización tiene sus límites (por el llamado “sesgo de anclaje” de la
economía conductual). El poeta griego Archillochus divide a las personas en
zorros (saben de muchas cosas) y erizos (saben mucho de una cosa). En sus
predicciones, los erizos se equivocan más que los zorros. La pretensión del
conocimiento (por ejemplo, respecto a la crisis económica) puede producir
ceguera. Las expectativas sobre nuestro conocimiento están determinadas por
nuestra infancia (Yiannis Gabriel, Universidad de Bath). Se aparenta que se sabe,
hay obediencia ciega a la autoridad, el conocimiento evoluciona constantemente,
vivimos en un mundo VUCA, pasamos de lo simple a complicado, a complejo y a
caótico. “Es un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma”
(Churchill).
II.
En el límite. Diana y Steven se refieren a Finisterre: el camino de Santiago
desafía expía el “pecado del conocimiento”. Miedo a ser incompetente,
mentalidad fija (Carol Dweck), reacciones de pasividad y derrotismo, de
parálisis por el análisis, pensamiento catastrófico (ponerte en lo peor), pasar
a la acción, resistencia. Los artistas se sienten “como en casa” cruzando los
límites. Los exploradores (como Edurne Pasaban, la primera mujer en escalar los
14 ochomiles) se plantean una montaña cada vez. Los científicos se plantean la libertad de
desviarse. Los emprendedores descubren lo que viene.
III.
Capacidades “negativas”. Hemos de “vaciar la taza”, tener mente de
principiante, pasar del control a la confianza, aferrarnos al propósito y a los
valores (“nuestros valores nos ayudan a encontrar nuestro verdadero norte”,
Bill George). Hemos de soltarnos, saber decir “no sé”, albergar dudas, trabajar
la resistencia, cerrar los ojos para ver, observar, crear un espacio para el
silencio, escuchar (Otto Shrmer, del MIT, distingue entre escucha de descarga,
factual, empática y generadora, según el grado de profundidad), desafiar las
suposiciones, desafiar a la autoridad, preguntar, improvisar, generar múltiples
hipótesis, conectar diferentes perspectivas, asumir riesgos, explorar,
experimentar, aceptar los errores, fracasar rápido, preguntarnos “¿Por qué
no?”, asumir nuestra responsabilidad, hacer locuras y jugar, utilizar el humor,
fomentar la curiosidad y la creatividad, mostrar vulnerabilidad desde la
valentía, ofrecer compasión y empatía, solidaridad, fluidez, antifragilidad.
Los autores citan a Antonio Machado, “Se hace camino al andar”.
Un
libro interesante. Particularmente, no creo que el peligro sea el conocimiento
en sí, sino la autocomplacencia de que uno lo sabe todo. En palabras de
Sócrates, padre del coaching en Occidente (por su método, la mayéutica), “sólo
sé que no sé nada”. La humildad es, ya sabes, la voluntad de seguir aprendiendo
siempre.
Anoche
estuve viendo en Yomvi ‘Amor sin control’ (Thanks for sharing), película de
2012 escrita y dirigida por Stuart Blumberg, con Mark Ruffalo, Gwyneth Paltrow,
Tim Robbins, Pink, Josh Gad, Joely Richardson y Patrick Fugit. Tres sexoadictos
comparten las mismas sesiones en plan “alcohólicos anónimos”. Un planteamiento
interesante, buenos actores, un guión flojo, sin sorpresas. Una lástima;
esperaba más.