2
de mayo, fiesta en la Comunidad de Madrid. Recuerdo a los héroes de esa fecha,
retratados por Goya, que con tanta valentía se enfrentaron al invasor
napoleónico.
Precisamente Arancha Bustillo recuerda a El
Empecinado, el General Castaño, Manuela Malasaña y Agustina de Aragón en su
artículo ‘Que no te engañen: Existen los profesionales indispensables’, hoy en
Expansión. “Un 2 de mayo estalló una guerra que no se hubiera ganado sin estos
imprescindibles que demostraron que, ante todo, lo que más cuenta (en cualquier
tarea) es la actitud”.
Arancha tiene la generosidad de citar a un
servidor en varios momentos del mencionado artículo, diferenciando el sano
orgullo (basado en datos, para mejorar) de la soberbia (creerse por encima de
los demás), apuntando a la mejora continua (“el talento que no se aprecia se
deprecia”), advirtiendo del riesgo de un paradigma trasnochado (“el gran mal de
las empresas es pensar que todos somos sustituibles”).
Este artículo también recoge opiniones de Nuria
Esparza (Adecco): “profesionales de nueva creación en los que aún no hay muchos
perfiles formados y especializados en las distintas áreas”, por ejemplo en el
sector de la sanidad, y Paco Muro (Otto Walter): “El más difícil de sustituir
es un profesional responsable, trabajador, cumplidor, leal, ejemplo de
compromiso y de trabajo en equipo, proactivo, creativo, que sabe responder en
momentos delicados y con el que siempre se puede contar. Estos son los indispensables,
estén en el almacén o en la dirección financiera de la empresa”.
Creo que el mejor texto sobre los llamados
indispensables (“indispensable” proviene del latín y quiere decir “que no se
puede conceder”, dejar ir, de “pensare”, estimar, valorar) es el de Seth Godin
‘¿Eres imprescindible? (traté este libro en el Blog el 19 de abril de 2010).
“Vivimos en un mundo en el que la alegría y los beneficios ya no se encuentran
en seguir las normas”. Ser “artista”, como dice Godin, es la única seguridad. Se
trata de aportar valor, de ser eje (linchpin), de transformar (emocionalmente)
al receptor. No hay mapas para los artistas, sino consciencia, valentía y
generosidad.
Seth Godin nos regalaba una doble ecuación:
Conformidad + Docilidad + Obediencia = Rendición; Dignidad + Humanidad +
Generosidad = Imprescindibilidad.
De la prensa de ayer domingo, una
entrevista de Daniel Mediavilla al neurocientífico Mariano Sigman (Buenos
Aires, 1972): “Debemos actuar como si existiese el libre albedrío”. Un bebé ya
nace con predisposiciones, bastante sofisticadas, de lo que le parece bueno o
malo. “Nuestras decisiones las toma un inconsciente que no reconocemos y cuando
se ejecutan somos espectadores que después asignan razones a esas decisiones”.
Luis Garicano, catedrático de la LSE y responsable de Economía de C’s se
preguntaba ‘¿Cómo cambiamos una cultura de corrupción?’ “Todas las medidas
legales serán insuficientes si no se extiende la norma social que considere
estos comportamientos como inaceptables”. Sí, la clave de toda cultura está en
la norma social.
También estuve leyendo Actualidad
Económica, con un espléndido artículo de Marta García Aller: ‘Eau de
Copyright’, sobre la firma aragonesa Saphir, que registra olores. “Hacemos
versiones de otros perfumes. Copiar películas es ilegal, nuestro negocio no lo
es”. “No le quitamos ventas a nadie. Sólo ponemos fragancias de alta gama al
alcance de todos”. Además, Francisco Oleo entrevista a Gonzalo Brujó
(Interbrand): “El gran reto que tiene Álvarez-Pallete es reposicionar la marca
Movistar en el mundo”. Raquel Lánder: ‘Desigual pierde los colores’. Y Ángel
Peña: ‘Viaje a la semilla’, sobre los 120 años de Borges. Me gusta que AE se
centre en casos de empresas (Saphir, Movistar, Desigual, Borges) y no en adalid
del neoliberalismo. Por si todo esto fuera poco, Miguel Ors Villarejo analiza
‘¿Qué es el éxito?’ a partir de las reflexiones del profesor de Wharton Stewart
Friedman (Total Leadership, 2016): “No vas a llegar más lejos en tu carrera si
sacrificas a tu familia; sólo progresas cuando eres capaz de liderar todas las
facetas a la vez”. “La felicidad no surge de la combustión espontanea del
éxito, éste a menudo la calcina”.
Para este segmento más político, Unidad Editorial
ha creado otra publicación (que este mes se vende junto a AE), El Espectador
Incorrecto. En portada, un Pablo Iglesias (Podemos) con cuernos diabólicos y la
amenaza del populismo. Es “la política cosmética” de Podemos, según Lamo de
Espinosa (Universidad Complutense), “la venganza de la mediocridad” (Daniel
Lacalle), “el diablo del populismo” (José Luis Feito), “la droga del bienestar”
(Miguel Ángel Belloso). En la misma publicación, Ángel de la Fuente analiza el
éxito de la candidatura de Donald Trump (“el lema de recuperar la grandeza de
América tiene un gran tirón entre las clases populares”, “No hay duda de que si
llegara a ser presidente, Trump se rodearía de los mejores asesores y no haría
barbaridades”).
Y también en El Espectador, una columna
(Monólogos) de Marta García Aller, una de las mejores periodistas económicas
que tenemos, desaprovechada en el lanzamiento de Papel y ahora en Onda Cero y
en el Instituto de Empresa como profesora de Multimedia Reporting. ‘Pesadilla
en la red’, el artículo de MGA trata de Facebook (“fue solo el principio”), de
Twitter (“la rubia que en medio de la tormenta, cuando suena el timbre y por la
ventana estalla un relámpago, abre confiada la puerta de la cabaña. No durará
mucho”) y de lo que se avecina (“es peor. Mucho peor. ¿Han apagado ya las
luces? Prepárense”). Peeple: “Una controvertida aplicación que permite a los
usuarios dar su opinión sobre otras personas. Es decir, un Trypadvisor de la
gente. ¿Que le cae mal un vecino o no soporta a su compañero de trabajo? Pues
puede vengarse poniéndole cero estrellitas en su perfil y un par de comentarios
comprometedores que todo el mundo podrá ver para que le resulte imposible
encontrar trabajo o pareja en el futuro. Peeple permite a los demás calificarle
en tres aspectos: lo profesional, lo personal y lo romántico”. “Tu carácter es
tu destino”, reza el logo de Peeple, y su slogan: “An App for the people” (Una
aplicación para la gente). Estoy con Marta: “Al Tercer Reich le habría
encantado esta red de censores virtuales dispuestos a chivarse de todo sin
pedir a cambio más que un like de vez en cuando”. En un país como el nuestro,
el país de la envidia, el de las tres guerras civiles, sólo faltaba una
aplicación para ponernos a caldo.
Mi
agradecimiento a l@s buen@s periodistas (Arancha, Marta, Miguel, Raquel, Ángel,
Francisco, etc) que, más allá de aportarnos datos e información, nos ayudan con
su pensamiento a tratar de entender lo que está pasando.