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Esta mañana Zoe ha marcado un gol
impresionante en el partido de su equipo, el CD Tacón, contra el Rayo
Vallecano. Se ha adelantado a la defensa, ha esperado a que se le acercara la
portera rival y la ha batido por encima. Toda una alegría. Este encuentro era
amistoso; la semana que viene empieza su Liga.
De la prensa de hoy, destacar a los
habituales: José Antonio Marina, sobre “significantes vacíos” (ficciones como
“indignados”, “por el cambio”, “mayoría de progreso”, “casta” o “patriotismo”,
que Podemos utiliza siguiendo a Lacan, Laclau y Gramsci); John Carlin (“Dios
está siempre del lado de los grandes batallones”, Voltaire, refiriéndose al
poder de la Premier, que ya ha disfrutado del primer Mourinho vs Guardiola); Rosa Montero (Elogio del delirio: “El
cerebro puede construir una percepción falsa de la realidad sin nosotros
saberlo”). Mi gratitud a los tres. Ya sabéis que os admiro mucho.
He estado leyendo un libro importante, ‘El
placebo eres tú. descubre el poder de tu mente’, de Joe Dispenza, autor de otro
best-seller, ‘Deja de ser tú’. Profesor de la Universidad de Atlanta, es uno de
los mayores divulgadores de neurociencia.
En el prólogo, el Dr. Dawson Church (‘El
genio en tus genes’) se refiere a la “cadena de la causalidad” y a que
moldeamos nuestro cerebro y nuestro cuerpo con nuestros pensamientos. Puede
parecer increíble, pero así es. Lo llamamos “neuroplasticidad autodirigida”
(SDN; Self-Directed Neuroplasticity, en inglés) y significa que nuestras emociones
transforman lo que somos.
En 1986 el autor recibió su “toque de
atención” para despertar. Tras un accidente, corría el riesgo de quedar
paralítico si no se operaba. En su lugar, decidió centrarse en su curación y
fijar su misión. 9’5 semanas después se
había recuperado totalmente. El libro recoge varias historias en la misma
línea.
“¿Y si creyéramos en nosotr@s mism@s en lugar
de en algo exterior?”, se pregunta el autor. La clave está en el placebo,
porque “la actitud lo es todo”. En la II Guerra Mundial, el cirujano Henry
Beecher (Harvard) se quedó sin morfina… y administró jeringuillas con
soluciones salinas. El resultado fue el mismo. En 1955, escribió sobre los
placebos. En la década de 1770, el médico vienes Franz Anton Mesmer se dedicó
con éxito al magnetismo, la hipnosis y la imposición de manos. En los 40 del
siglo XX, Walter Bradford Canon (de Harvard, creador del “fight or flight”,
lucha o huida) escribió sobre el “efecto nocebo” (placebo negativo). En la
década de 1970, se demostró que un placebo libera endorfinas (analgésicos
naturales del cuerpo). Es “el condicionamiento”, famoso por el fisiólogo ruso
Iván Pavlov. “El cuerpo está condicionado a convertirse en mente porque los
pensamientos conscientes ya no son los que tienen el control”.
Neurobiología del placebo: los placebos
actúan aunque las personas sepan que lo son (Ted Kaptchuck, Harvard, 2010). Es
el “efecto bombeo” de asociaciones almacenadas en nuestro cerebro. “Las
personas de mentalidad positiva tienden a crear situaciones positivas y las de
mentalidad negativa tienden a crear situaciones negativas”.
Solemos tener unos 60.000-70.000 pensamientos
diarios, y el 90% son exactamente los mismos que los del día anterior. Por eso,
nuestra biología sigue siendo la misma. Si cambiamos los pensamientos, cambian
las decisiones, las conductas, las experiencias y los sentimientos… y nos
transformamos. Puro y simple.
Nuestro cerebro es en más del 75% agua; en
ese ambiente acuoso tenemos unas 100.000 millones de células nerviosas, las
neuronas, conectadas entre sí por sinapsis. Cada neurona es una biocomputadora
de 60 MB de memoria RAM. “Si el aprendizaje crea nuevas conexiones sinápticas,
recordar es mantener esas conexiones”. Los pensamientos producen
neurotransmisores (serotonina, dopamina, acitelcolina) que aumentan la cantidad
de conexiones, afectando a la estructura física. Eric Kandel, premio Nobel de
Medicina, demostró que cuando se crean nuevos recuerdos, las sinapsis se doblan
(de 1.300 a 2.600). La neurorrigidez es pensar como siempre; la
neuroplasticidad, mantener una mentalidad abierta. Pensar y sentir se dan al
mismo tiempo.
Un hábito es “cuando tu cuerpo se convierte
en mente”. El 5% de nuestra mente es consciente; el resto, subconsciente o
inconsciente. Si diseñas el futuro que te gustaría, modificas tu cuerpo. Por el
contrario, “al aferrarte fisiológicamente al pasado, estás previendo
inconscientemente tu futuro”.
Hemos de “desmitificar” el ADN. No es algo
fijo, inmutable, sino que las proteínas se crean o no según la información (pensamientos,
sentimientos). La epigenética pesa más que la pura genética.
El estrés (físico, químico o emocional) nos
hace vivir en estado de supervivencia. Emociones negativas. “En lugar de evitar
emociones negativas como el miedo y la ira, intentemos sentir realmente
emociones positivas como agradecimiento, alegría, excitación, entusiasmo,
fascinación, asombro, inspiración, maravilla, confianza, aprecio, bondad,
compasión y fortaleza para aprovechar cualquier ventaja con el fin de maximizar
nuestra salud”. Por tanto, emociones elevadas (mentalidad de crecimiento) o
emociones de supervivencia (egoísmo, mentalidad de defensa). La meditación nos
ayuda a ser placebo.
Un libro muy útil en nuestras vidas. Mi gratitud
al autor, que aprovecha los principios de la física cuántica y de la
neurociencia para enseñarnos a reprogramar nuestro cerebro y nuestro organismo.
La canción de hoy, 'The Power of Love'. Hay varios temas con ese título, como el de Jennifer Ruch (www.youtube.com/watch?v=7lfbdJ-yecA) o el de Frankie goes to Hollywood (www.youtube.com/watch?v=NyoTvgPn0rU). Zoe prefiere el de Huey Lewis and the News, banda sonora de 'Regreso al futuro': www.youtube.com/watch?v=KCkgYhtz64U "That's the power of love".