Esta
mañana he disfrutado en Alicante de un estupendo reencuentro con Guzmán
Martínez, CEO y fundador de Ingeniero Job (a Guzmán y a un servidor nos une,
además de la amistad, el coaching y el fútbol) y con Cristina Mulero, experta
en BrandPlacement (Marca Personal) y autora del best-seller ‘Saltar de la
Pecera’, en 3ª edición. Muchas gracias a los dos por compartir un delicioso
desayuno al aire libre junto al Teatro Principal.
Y
después, reunión con Manuel Bonilla, DG de SUMA. Esta empresa de la Diputación
de Alicante está liderando la transformación de la Administración Pública desde
un Modelo de Servicio innovador, eficiente y con mentalidad start-up
(iniciativa, trabajo en equipo, orgullo de pertenencia) que combina talento
(inidividual y colectivo) y tecnología para la disrupción. Mi gratitud a Manuel
y a su equipo.
He
estado leyendo ‘Storytelling. La máquina de fabricar historias y formatear las
mentes’ del analista francés Christian Salmon, con prólogo de Miguel Roig,
Director Creativo de Saatchi & Saatchi. El libro, publicado en 2008 y
reeditado en 2016, es muy crítico con “la magia del relato”. El arte de contar
historias ha existido a lo largo de los tiempos, desde la Biblia y Homero hasta
los monólogos… Sin embargo, para Christian, se ha convertido en un instrumento
de control. El autor pone como ejemplos el Watergate, a Ronald Reagan en los 80
y George W. Bush tras el 11S (imagina en 2017 con Trump, el Brexit y Putin).
Una “proliferación inquietante” en la que las marcas han dado paso a las
historias. “El secreto del éxito de una marca se basa en el relato que
comunica” (Laurence Vincent, Legendary
Brands). “El nuevo marketing tiene como objetivo contar historias y no
crear publicidad” (Seth Godin). De la “Brand image” a la “Brand story”. La
marca es un relato. “La marca es esencialmente una relación” (Steve Denning,
gurú del storytelling management). No se trata de visibilidad sino de
compromiso (engagement).
Los
gurús (Tom Peters, Gary Hamel, Rosabeth Moss Kanter, etc) han dado un “giro
narrativo” y utilizan metáforas para hablar del cambio: es la tentativa de
controlar la creación de un relato. La Fe necesita una historia que la
sostenga. “Los gurús son proveedores de modas de management”. Las relaciones
laborales se “ficcionizan”, opina Christian Salmon, en una “economía mimética”
(Lyotard). Empresas mutantes en una
nueva era del capitalismo, con “empresas relatadoras”. El autor pone como
ejemplos Renault, Enron y la banca (la story como “nueva moneda” del management
financiero). Y también el relato de la política (“Ellos cuentan una historia,
nosotros recitamos una letanía”) con “el gran narrador Reagan y sus discípulos
Clinton y Sarkozy”. Es la creación de una contrarrealidad y “la estrategia de
Sherezade” (contar cuentos constantemente). Storytelling de guerra: Irak,
guerra fingida, “disputa del realismo”, armas de destrucción masiva (“la guerra
como contranarración”)m colaboración entre Hollywood y el Pentágono. En la
serie ‘24’ se normaliza el estado de excepción, considera Salmon. El imperio de
la propaganda a través del infotainment (entretenimiento que contamina la
información). En definitiva, un nuevo orden narrativo con metodología en
Francia (Henri Guaino, asesor de Sarkozy): “El enemigo es la historia”.
Christian Salmon concluye su libro citando a Michel Foucault: “Hay que escuchar
el estruendo de la batalla”.
Este
libro me ha provocado dos reflexiones. La primera, en torno a la ética (como
nos enseñó José Antonio Marina, “el modo más inteligente de vivir”). La
diferencia entre influir y manipular es precisamente nuestro comportamiento,
ético o no. Sin integridad, sin autenticidad, sin verdad, el Liderazgo se
disuelve como un azucarillo. El storytelling tiene un amplio poder para el bien
como para el mal.
Por
otro lado, en la última década desde que Christian Salmon hiciera este análisis
el “lado oscuro” del storytelling se ha sofisticado, merced a la tecnología,
desde la red oscura y la democracia hackeada, las primaveras árabes que han
sufrido inviernos y los populismos en Europa, Norte y Sudamérica. Me temo que
aún no hemos visto nada.
La
canción de hoy, escuchada en el restaurante Casanova (ya sabes, Giacommo
Casanova no era alto, ni guapo, ni rico, ni noble… pero era uno de los mejores
escuchadores de la historia) es la versión Bossa Nova de ‘There must be an
angel’ interpretada por Daniela Procopio: www.youtube.com/watch?v=d3hmXNgGZzU
“There must be angel playing with my heart”. “Must be talking to an angel”.